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DEPORTE

La sierra de Guadarrama estrena un cursillo de esquí para minusválidos

Si aprender a esquiar resulta agotador y hasta desesperante por las repetidas caídas sobre la gélida nieve, que lo haga un minusválido es mucho más meritorio. Ayer, siete deportistas con amputaciones en las piernas participaron en un cursillo pionero en la región, organizado por la Federación Madrileña de Deportes de Minusválidos Físicos en la sierra de Guadarrama. Para esquiar se quitaron las prótesis y se ayudaron de unas muletas especiales.

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La mañana en Valdesquí se cargó de niebla y la mayoría de los esquiadores habituales de la estación se vieron sorprendidos por una escena poco habitual: siete deportistas se deslizaban por las pistas con una sola pierna. Ayer participaban en la sexta clase de un cursillo compuesto por diez lecciones."Somos los esquiadores que bajan la montaña a la pata coja", explicaba Estrella Cerezo, de 37 años, casada y madre de dos niños. A Cerezo le falta la pierna izquierda a raíz de un accidente que sufrió cuando montaba en bicicleta durante unas vacaciones en Holanda. "Hace nueve años, bajaba por una cuesta en bicicleta cuando se me vino un camión encima y me arrolló. En el accidente perdí la pierna. Desde entonces me dan pánico las pendientes, por eso se me hace tan difícil aprender a esquiar. Más que por la técnica en sí, lo que más miedo me da es lanzarme por las pendientes. Pero cuando le cojo el truco me siento como un deportista de dos piernas", explica.

A Cerezo le acompañaba ayer su marido, José Luis, que presenció el accidente de su esposa porque circulaba en otra bicicleta apenas unos metros detrás de ella. "En vacaciones nos vamos toda la familia a esquiar a los Pirineos .

Pero Estrella se tiene que quedar todo el día en el coche esperándonos. Cuando nos enteramos de que había un cursillo para enseñar a esquiar a los minusválidos, Estrella se apuntó. ¡A ver si ahora podemos ir a esquiar toda la familia junta!", comentó esperanzado.

David Morón, de 21 años, ya despunta como alumno aventajado. Los médicos le tuvieron que amputar una pierna por encima de la rodilla "por una infección". "Me regañan los monitores porque esquío muy deprisa", se jacta.

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"Es necesario que los minusválidos hagan deporte, porque te ayuda a integrarte. El esquí te rehabilita física y psíquicamente", afirma Daniel, de 21 años, al que un accidente de moto le dejó sin una pierna hace apenas año y medio.

Una satisfacción personal

Para los minusválidos, "el cursillo supone una gran satisfacción, porque es una forma de superarse a uno mismo, potencia las valías y hace olvidar las minusvalías", señala Agustín de Pablo, de 40 años, que es vendedor de cupones. A De Pablo, el metro le segó la pierna. Se había metido en un tren de los que no admiten viajeros porque van de prácticas. Al ver que el vagón estaba vacío, trató de salir de nuevo hacia el andén. Se metió por la puerta que hay entre los dos vagones y trató de saltar al andén, ya con el tren en marcha. Pero se dio de bruces contra el muro del túnel. Cayó sobre la vía y el tren le pasó por encima de la pierna."Lo que más temo es girar hacia mi pierna mala, porque aún me da cierto respeto", explicó.

"Lo que más les cuesta es vencer el miedo que guardan de sus experiencias pasadas, pero cuando lo superan se divierten y se concentran para mejorar la técnica", explicó ayer Ángel Lozano, uno de los cuatro monitores del cursillo.

Estos nuevos esquiadores utilizan una técnica especial. En lugar de frenar con los cantos de los esquíes, la frenada la hacen con las muletas, y toda la fuerza la soportan con los brazos. "Es lo que más se te cansa, aunque la pierna también se carga mucho, porque aguanta todo el peso durante horas", concluye De Pablo.

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