"Por mucho Internet que digan, en Madrid es donde se cuece todo"
En las islas Canarias les tienen casi por héroes locales, pero ahora ansían también "otros aplausos". Se hacen llamar Mestisay, tienen un piso en alquiler en Atocha, 53, y acaban de grabar un extraordinario álbum, Viento de la isla, que les debe proporcionar cierto ascendiente entre los amantes de las melodías pespunteadas con el corazón. Canta la volcánica Olga Cerpa, produce el cada vez más cotizado portugués Julio Pereira y lo compone casi todo Manuel González, de 36 años, hombre divertido, descarado, provocador, lúcido analista de realidades cotidianas y amante confeso (lo dicen sus letras) de Béjart, Camus, Víctor Jara y Silvio Rodríguez.Pregunta. ¿Corren buenos tiempos para el compromiso ideológico?
Respuesta. Yo creo que sí, que es bueno reivindicar un espíritu entre progresista y puramente anárquico. Si no tienes 500 millones en el banco, lo normal consiste en tener querencia por la izquierda, no por el centro (como lo llaman ahora). De lo contrario, estás haciendo un poco el idiota.
P. Usted habrá visto alguna que otra manifestación libertaria desde su piso de Atocha, 53...
R. Ja, ja. He contemplado algunas escenas divertidísimas desde mi balcón: las banderas rojas en la calle, los calzoncillos del vecino colgando del cuarto piso... En fin, perdóneme esta pequeña herejía.
P. En Atocha 53, una de las canciones de este último disco, retrata una ciudad entre iconoclasta y destartalada. ¿Es ése el Madrid que le atrae?
R. Me transmite unas vibraciones del carajo. Comprendo que quien vive en Madrid todo el año esté hasta las narices, pero algunos retazos, como el ambiente nocturno de Santa Ana, son pura pasión.
P. Otro tema, Se va a salir, cuenta cómo los artistas canarios llegan a la capital anhelantes de éxito. ¿En serio ven Madrid como la tierra prometida?
R. ¡Pues claro! Ésa es una realidad impepinable. Por mucho Internet que digan, por mucha aldea global y todas esas historietas, en Madrid es donde se cuece todo.
P. Pedro Guerra, Rosana, José Antonio Ramos, Artenara, ustedes... ¿Qué está pasando en el archipiélago?
R. Pasa que en las islas se vive como en un paraíso, pero el precio que ha de pagar el artista por ello resulta muy elevado. El tío que te compra el disco es el mismo que te vende el pan de la esquina, y al final terminas cansándote mutuamente. Creo que nos hemos sacudido un poco esa eterna endogamia.
P. ¿Compone pensando en la voz de Olga?
R. Inevitablemente. Ella es un gran animal encima del escenario. Hay quien canta con la cabeza; Olga canta con el corazón en la boca. Por eso es capaz de conmover, de hacer reír, de excitar.
Viento de la isla está editado en discos EMI.
