Los socios nacionalistas no comparten el entusiasmo

Los socios nacionalistas del PP aportaron ayer el contrapunto al entusiasmado balance de los tres años de Gobierno de Aznar. Convergència i Unió (CiU) anunció que supeditará un nuevo pacto de gobernabilidad con el PP a la aceptación de los planteamientos formulados el lunes por el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, en demanda de mayor poder político para Cataluña. Así lo manifestó ayer el presidente del Grupo Catalán en el Congreso, Joaquim Molins, quien recomendó a los populares que no se opongan tan rotundamente a las reivindicaciones nacionalistas y eviten ponerse en la tesitura de "volver a dar la vuelta al calcetín como hicieron en 1996".Molins presentó un balance optimista de la colaboración de CiU con el Gobierno central al haber cumplido con la mayoría de los compromisos electorales. Se felicitó de que se haya reducido el déficit fiscal de Cataluña, de la supresión de la mili y del incremento del poder adquisitivo de las pensiones.

Eso sí, manifestó que su coalición se marca como objetivo impedir que los populares obtengan mayoría absoluta en las próximos comicios generales, y que está "muy orgulloso" de haber impedido que el PP haya podido cumplir la totalidad de su programa electoral. "Me alegro mucho que no haya prosperado la reforma de las humanidades que pretendía Esperanza Aguirre y me alegro mucho de que el tipo máximo del IRPF no se haya rebajado hasta el 40 por ciento". Sin embargo, Molins evitó responder a la pregunta de si mantenía su afirmación, previa a las últimas elecciones generales, de que José María Aznar no tenía "talla de líder".

El secretario general de CDC, Pere Esteve, señaló que el PP ha realizado una positiva tarea de gobierno porque "con el viento a favor, cualquiera navega", en referencia a la favorable coyuntura económica internacional y a la colaboración política de CiU.

El portavoz del PNV en el Congreso de los Diputados, Iñaki Anasagasti, por su parte, centró su respuesta al triunfalismo del PP en el "cambio de talante" del Gobierno. José María Aznar ha pasado de trabajar "con interés" con el apoyo de los nacionalistas a ser "un arrogante". "Aznar dice que escucha cuando se dialoga con él, pero no cuando se le presiona, pero la verdad es que no escucha nada, sólo escucha al cuello de su camisa, y ahora vemos a un Aznar subido a una parra y muy alejado de la realidad", declaró a Europa Press. Criticó también al nuevo equipo del gabinete presidencial, que, según dijo, es "un cuerpo de gente muy servil" y de "culto a la personalidad". "Estamos extrañados de que en vez de ir a más a medida que se va a fortaleciendo en el ejercicio del poder, se está retrayendo, enquistando y se está alejando de los problemas, porque sólo habla con quienes van a decir las cosas que él quiere escuchar". Puso como ejemplo la postura "poco inteligente" de Aznar respecto al proceso de paz en el País Vasco.