Las Palmas cede el liderato

Catanha bailó en el fondo del campo el gol con el que el Málaga empató el partido en tiempo de descuento, mientras la afición canaria enmudecía de impotencia. La frustración local coronó un partido que reunió toda la ética del fútbol. El Málaga alcanzó la igualada cuando la afición canaria se abandonaba a la euforia de la victoria sobre el segundo clasificado y ya saboreaba una semana más de liderato. El encuentro ofreció datos de alta tensión desde el inicio. Tanta obsesión por controlar el juego en el centro del campo no evitó que el balón fuera cayendo como en una frenética cascada en ambas áreas. Un centro raso de Renaldo que dejaba a Robaina sólo frente al portero malagueño, no fue aprovechado por el grancanario para inaugurar el marcador en el minuto 2.La mejor jugada local de la primera mitad la elaboraron los tres delanteros amarillos presentes en el césped. Renaldo centró a Kowalczyk, y el polaco cedió con el pecho a Eloy para que éste disparara seco y bajo, obligando a Rafa a sacar una mano prodigiosa. La respuesta visitante corrió a cargo de Sandro -un ex amarillo-, quien aprovechó el segundo despeje de puños consecutivo de Cicovic para mandar el balón al larguero con un toque sutil con el exterior.

Arrancó la euforia en el graderío cuando Álex retornó de forma imprevista al campo y la Unión Deportiva ofreció sus momentos más brillantes. Un centro que pilló a contrapie a Larrainza dejó vía libre a Eloy, que delegó en Socorro el mano a mano con Rafa: 1-0 y la grada celebraba ya una semana más de liderato.

El Málaga se volcó a la desesperada. Un disparo lejano de Rufete a la escuadra lo desvió Cicovic milagrosamente: era el aviso. El propio Rufete sirvió al corazón del área, apareció Agostinho por la izquierda, tocó al área pequeña y Catanha fusiló. El baile vino después.