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La galería Ederti celebra su 25 aniversario con una exposición de paisajes de Raúl Urrutikoetxea

No es frecuente que una exposición individual en una galería reúna casi un centenar de cuadros. Raúl Urrutikoetxea (San Sebastián, 1962) lo ha conseguido con obras que reflejan su visión del entorno de la ría del Nervión a su paso por el centro de Bilbao y los cambios urbanísticos que está sufriendo la zona. Dibujos de pequeño formato en blanco y negro y óleos en los que explota en color en los más sorprendentes formatos conforman la exposición Visto y no visto. Con ella la galería Ederti conmemora el 25 aniversario de su inauguración.

Los dibujos de Urrutikoetxea, piezas de pequeño formato, apenas 20 por 30 centímetros, tienen una textura especial que surge de deslizar el grafito sobre madera tratada con escayola. Nada más entrar en la galería (Alameda de Rekalde, 37), el visitante descubre una colección de 48 dibujos agrupados formando una unidad. "Es un bombardeo de imágenes de la zona de la ría de Bilbao, del puente de San Antón al de Euskalduna", dice Urrutikoetxea. La misma idea, enfoques muy particulares que transforman la imagen de los puentes que cruzan el Nervión, a veces tan sólo el detalle de una escalera o un enfoque diferente, se repite en las pinturas en color. La exposición se completa con otras imágenes en formato más grande, que juegan con los mismos paisajes tomados de la realidad y los estira hasta el límite de sus posibilidades en sentido horizontal o vertical. Urrutikoetxea quiere dar entidad a sus dibujos. "Son más que bocetos", explica. "Son obras definitivas". En ellas, como en las pinturas, se suceden las imágenes del puente de Deusto, las mil caras del puente de La Salve, la pasarela de Calatrava, el Mercado de la Ribera o el Museo Guggenheim, visto desde todas las perspectivas. Urrutikoetxea vivió cinco años en Bilbao mientras cursaba estudios en la Facultad de Bellas Artes. "Todo gira en torno a la imagen de Bilbao y lo nuevo que está surgiendo al lado de la Ría", explica. El pintor se siente un voyeur que pasea por la ciudad y se deja atrapar por los detalles que llaman su atención. "Bilbao es sólo una escusa; me da igual que sea Zimbabue. Para mí el lugar concreto no tienen ninguna importancia", explica. La galería Ederti inauguró ayer Visto y no visto. La coincidencia de fechas no es exacta, pero es la exposición que le sirve a su propietaria Arantza Zabala para conmemorar los 25 años de funcionamiento de la galería. El 7 de febrero de 1974 celebro la apertura con un grupo de invitados. Al día siguiente abrió al público con la exposición De Rodin a nuestro días. Desde entonces sigue en el mismo local de la Alameda de Rekalde de Bilbao. "Sigo colgando los cuadros sobre las mismas paredes", dice Zabala. Desde entonces ha visto cambiar la clientela que desfila por su galería. "El público se ha rejuvenecido. Ahora hay más gente joven interesada por el arte que hace 25 años", asegura. Tras más de dos décadas de profesión, se oscurece su gesto al recordar las dificultades económicas de finales de los 70 a principios de los 80. "Daba igual lo que trajeras. Ni se abría la puerta de la galería. Siempre hay gente que viene, mira y nunca compra. Entonces no entraban ni esos", prosigue. Afortunadamente, la mala racha pasó. "El interés ha resurgido y funcionamos", reconoce. ¿Y los gustos de la clientela? ¿Han evolucionado mucho? Zabala está convencida de que muy poco. "Ahora entra gente interesada por las obras más avanzadas, pero siguen siendo una minoría", asegura. Para programar, la fórmula de Ederti ha cambiado para adaptarse a los tiempos. "Al principio me arriesgaba más. Ahora me baso en la calidad y en mi gusto. Y con mucho cambio de una a otra", concluye.

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