El Madrid renace en su vuelta al Pabellón
Los de Luyk derrotaron al Zadar y se medirán en octavos al Fenerbahce turco
El Madrid regresó a casa, a su remodelado pabellón de la Ciudad Deportiva. Lo hizo en el último partido de la segunda fase de la interminable Euroliga. Los de Luyk, ya clasificados para los octavos, se jugaban el quedar terceros o cuartos de su grupo. O sea, que se lo jugaban todo.Porque en caso de derrota, y siempre que el Ulker ganara su compromiso, el Madrid se cruzaría en octavos con el Zalghiris, uno de los cocos de la competición. No se produjo la debacle y el conjunto blanco se medirá al el Fenerbahce, un enemigo inferior que cuenta a su favor con el factor cancha, lo que tratándose de un conjunto turco no invita precisamente al optimismo.
El Madrid ha vuelto a gustarse, a escaparse de una crisis que tuvo su máximo reflejo en sus dos últimas derrotas en la competición europea, que le han impedido ser segundo de grupo y le han dado billete para el infierno turco. El conjunto blanco no fracasó ayer en su vuelta a casa. Tuvo enfrente a un Zadar que no se jugaba nada, pero que demostró ser un equipo croata en toda la extensión de la palabra.
REAL MADRID 86-ZADAR 75
Real Madrid: Lasa (17), Angulo (14), Herreros (5), Struelens (17), Tanoka Beard (17); Iker Iturbe (10), Bobby Martin (3), Santos (0), Luyk (0) y Héctor García (3).Zadar: Lewis (6), Mujagic (17), T.Ruzic (3), J.Ruzic (9), Kovacic (6); Naglic (15), Ercegovic (6), Erjavec (2), Perincic (11) y Pesic (0). Árbitros: Leeman (Suiza) y Zeegward (Holanda). Unos 2.000 espectadores en el Pabellón de la Ciudad Deportiva del Real Madrid, en partido de la sexta y última jornada de la segunda fase de la Euroliga
Y ser croata, en esto del baloncesto, significa ser insolente en la manera de jugar. El Zadar es un conjunto repleto de francotiradores. Y todos se embriagaron anoche. En 35 ocasiones los croatas lanzaron desde más allá del perímetro, una cifra exagerada por mucho acierto que se tenga.
De esa manera, triple va triple viene, consiguió el Zadar reducir la ventaja que enseguida adquirió el Madrid (17-7, en el minuto5). Herreros acusaba su reciente enfermedad y la defensa de ajustes hacía agua. De poco servía que Lasa acertara desde la lejanía. El Madrid tenía que ganar la batalla interior, allá donde el Zadar no es nadie. Y la ganó.
El descanso enseñó una igualdad ficticia (41-41), más que nada porque el Zadar no tenía otro argumento que el lanzamiento lejano, como lo demuestra el que consiguiera más triples (16) que canastas de dos (10). Aquello parecía un viaje a ninguna parte, como demostró el Madrid en cuanto sus dos hombres interiores sacaron a la luz todas las carencias que bajo la canasta coleccionan sus rivales.
Lo demás quedó en manos de Lasa, que manejó la segunda parte a su antojo, además de conseguir cinco triples. El Madrid salió, así, airoso del regreso a su nuevo pabellón, testigo de la mayoría de las gestas del equipo más laureado del continente y que pronto verá aparecer al Fenerbahce, el rival del Madrid en su carrera hacia la novena Copa de Europa.
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