Las obras en un geriátrico público inutilizan 140 de sus 520 camas
La residencia de la tercera edad de Carlet, un centro gestionado por la Consejería de Bienestar Social, ha dejado de utilizar 140 de sus 520 plazas con las obras de reforma de varias de sus instalaciones. La infrautilización de uno de los geriátricos públicos más grandes de la Comunidad Valenciana contrasta con la incapacidad de la Generalitat para asistir a todas las personas de la tercera edad con necesidad de alojamiento y manutención. Actualmente, más de 1.000 ancianos engrosan las listas de espera que regulan el acceso a una residencia pública o a una de las privadas subvencionadas por el Consell.
La residencia de Carlet es la más grande de la Comunidad Valenciana y una de las mayores de España. Inaugurada en 1984, su aún corta existencia ha estado jalonada por varias polémicas. La más grave, en enero de 1990, cuando los auxilares de enfermería del centro -que tiene unos 210 trabajadores- acordaron la celebración de un encierro en protesta por las condiciones en las que se atendía a los ancianos. Actualmente, pese a que un estudio denunció la situación de malnutrición que padecen parte de los residentes en los geriátricos valencianos, no existen quejas (al menos, que hayan trascendido), sobre el tratamiento que reciben los internos. Ahora bien, algo menos de un tercio de las plazas del geriátrico están desocupadas. Mientras, según fuentes de la Generalitat, más de 1.000 ancianos esperan que la Administración autonómica les adjudique una plaza en la red pública de geriátricos o les conceda el bonocheque, una subvención válida para utilizar los servicios de las residencia privadas a los que la Consejería de Bienestar Social desvía parte de los solicitantes de plazas. Las obras que han inutilizado parte de la residencia comenzaron durante el verano de 1997 y, en principio, estarán finalizadas antes del próximo abril. Han consistido en diversas obras de reforma y mejora en 28.000 metros cuadrados de al menos tres de las plantas del centro, desde la segunda hasta la cuarta. Obras por duplicado Los trabajos también han afectado al recibidor del edificio, donde un error en el suelo ha obligado a repetir las obras, y al exterior del complejo, un gigante levantado en las afueras de Carlet (La Ribera) cuando los urbanistas apostaban por obras faraónicas en el sector de los servicios sociales. En opinión de Glòria Marcos, diputada de Esquerra Unida (EU) en las Cortes Valencianas, la tardanza en finalizar las obras y permitir la ocupación plena de la residencia, una de las 13 de carácter y gestión totalmente públicas que existe en la Comunidad Valenciana, muestra la concepción que el Consell tiene de las políticas sociales. "El ejemplo de Carlet es uno más de cómo el PP intenta deteriorar los servicios públicos para luego, presentando esta coartada ante los ciudadanos, privatizarlos". Marcos, que ayer visitó la residencia, califica de "injustificable que la realización de unas mejoras impidan durante mucho tiempo que más de un centenar de ancianos están alojados en unas condiciones dignas". La Generalitat adjudica las plazas en función de las condiciones económicas, familiares o de salud de los solicitantes. Obviamente, a más carencias, más posibilidades de ser asistido en la red pública. El director en funciones del centro no quiso efectuar declaraciones. Otro tanto hizo la directora general de Servicios Sociales, María Luisa García Merita, que remitió a este periódico al gabinete de prensa de la consejería, en el que nadie contestaba el teléfono ayer por la tarde. La residencia de Carlet es una de las de titularidad pública que existen en la Comunidad Valenciana. La iniciativa privada gobierna varios geriátricos cuya titularidad es del Consell y, además, varias empresas acogen a centenares de ancianos cuya asistencia es financiada por la Consejería de Bienestar Social. Esta medida, articulada a través del bonocheque, ha sido criticada tanto por la oposición como por los servicios de inspección del departamento.
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