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Gitanas en el siglo que viene

"Vosotras a fregar". Esta fue la respuesta que Nieves Roige, presidenta de la Asociación de Mujeres Gitanas Progresistas de la Ciudad Fallera y Benicalap, recibió cuando hace cuatro años acudió a la junta fundacional de la Federación Autonómica de Asociaciones Gitanas. Las cosas han cambiado, reconoce Roige. Pero a las mujeres gitanas aún les queda camino por andar. ¿Cuál es la fórmula para que puedan mantener su identidad y convivir con normalidad en la sociedad actual? Para responder a esta pregunta un centenar de hombres y mujeres, payos y gitanos, se reunieron ayer en la Casa de la Juventud de Massanassa convocados por la asociación de mujeres progresistas de la localidad. "Quisiera que mi hija tuviera una educación más liberal que la que yo he tenido". Nieves Aguilera, vendedora ambulante de 35 años apuntaba desde la mesa hacia la educación como un factor clave. Eso sí, "sin perder las costumbres", puntualizaba, "las raíces, los noviazgos, la forma de ser no tiene por qué cambiar". Un factor esencial de este aspecto es mantener la virginidad hasta el matrimonio, lo que se considera no sólo un tributo hacia el marido sino, fundamentalmente, hacia los padres. Junto a ello, afirma: "Me gustaría que viajara, estudiara y decidiera por sí misma". Nieves Roige, desde una asociación gitana doblemente novedosa, de mujeres y progresista, destacó los problemas de autoestima de las mujeres calé. Recuerda haber escuchado de pequeña que de soltera se debían a sus padres, de casada a su marido y de mayores a sus hijos, una carga que ha pesado quizás demasiado en muchas jóvenes a las que les cuesta superar cierta autolimitación hacia ellas mismas y una absoluta prudencia hacia sus actos. Roige combate esta actitud organizando desde la asociación talleres de oficios entre los que se encuentra uno de autoestima. "Tenemos que enseñar a las jóvenes que por ser mujeres no son inferiores", todo desde el respeto a la tradición. La Administración tiene su parte de culpa, para Juan Escudero, monitor de trabajo social en Alzira: "La mujer gitana es parte de un grupo y en este contexto debería tratarse el problema, hablando no sólo con la mujer de sus problemas, sino con la família, el núcleo vivencial gitano por excelencia". Algo que comparte el tío Paco Hernández, que inició desde Valencia y para toda España el movimiento asociativo caló. Corroboró la falta de rentabilidad laboral de los talleres programados desde la Administración, que son "demasiado cortos". La solución pasa por "ser gitana entre gitanos y entre payos adaptarte a su comportamiento social", como apunta Amara Borrull, que trabaja de vendedora ambulante y en la Federación de asociaciones Gitanas de la Comunidad Valenciana. Lola desde el público defendió que gitanos y payos están condenados a entenderse. Teresa, también desde la sala, redujo las dificultades a una: "La piedra en la que tropezamos las mujeres son los obstáculos que han puesto los hombres", señaló. "Los que tienen que responder primero son ellos". No pudo acabar la frase. Fue interrumpida por un fuerte aplauso.

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