007 protege el Guggenheim
Pierce Brosnan y Robert Carlyle ruedan en Bilbao unas secuencias del próximo filme de James Bond
La próxima misión del agente 007 se desarrolla en Bilbao. El Museo Guggenheim y su entorno serán las primeras imágenes que verán los espectadores de The world is not enough , la nueva película de James Bond, que se está rodando en la capital vizcaína.Ayer llegaron al aeropuerto de Sondika los actores principales del filme, el actor irlandés Pierce Brosnan y la exuberante Maria Grazia Cuccinotta, la tabernera de El cartero y Pablo Neruda, que ha cambiado en esta ocasión el delantal por los ajustados trajes que lucen las chicas Bond. Robert Carlyle, quien logró fama mundial tras desnudarse en Full Monty, es el tercero en discordia. Carlyle encarna a Renard, un villano incapaz de sentir dolor porque vive con una bala alojada en el cerebro y que intentará por todos los medios acabar con las reservas mundiales de petróleo.
"Queríamos empezar la película en un sitio muy bello y a la vez contemporáneo, y por eso hemos elegido Bilbao y el Museo Guggenheim", explicó el director, Michael Apted, quien comenzará a rodar hoy las primeras secuencias de The world is not enough. Con el museo de titanio de fondo, James Bond y Renard protagonizarán una loca persecución por la alameda de Mazarredo, en la que participarán además ocho policías municipales de Bilbao en sus coches patrulla
La huida de su enemigo llevará al agente 007 a descolgarse de la torre de un edificio antiguo del centro de la capital vizcaína y a mantener un tiroteo con Carlyle en la cercana calle de Iparraguirre. La productora no quiso contar nada más de la trama de esta primera escena, que antecederá a los títulos de crédito, como es habitual en la serie del mejor agente secreto de Su Majestad.
La productora Kan Zaman ha pedido a los vecinos de los edificios cercanos que no se asomen a las ventanas porque en una de las casas de la manzana se grabará una escena de interior con Carlyle y Cuccinotta. Unas tomas en el Guggenheim completan la aparición de Bilbao en el celuloide.
El rodaje se está viviendo con gran expectación entre los bilbaínos, aunque los conductores sufrirán sus inconvenientes. Desde hoy y hasta el jueves, varias arterias vitales se cerrarán a los coches 12 horas diarias. Pero el cine merece el esfuerzo, han pensado las autoridades vizcaínas, que han ofrecido todo tipo de facilidades a la productora, incluida la cesión del edificio por el que se descolgará 007. A cambio de su generosidad, la compañía ha donado 1,5 millones de pesetas a la asociación oncológica de padres de niños vascos, que ayer entregó el propio Pierce Brosnan.
Decenas de curiosos se agolpaban ayer en las aceras cercanas al Guggenheim para no perderse detalle. El espectáculo, de todas formas, brillaba por su ausencia, y lo único que se podía ver eran los paseos del equipo del rodaje estudiando tomas y el montaje de un andamio en un edificio. Pero mirar es contagioso y, a veces, peligroso. A un camionero que circulaba junto al museo le pudo la curiosidad y terminó chocando contra un coche, afortunadamente sin mayores consecuencias.
El aeropuerto de Sondika se llenó de jovencitas esperando inútilmente la llegada del actor, que vadeó a las fans sin problemas en el aeródromo y en el ayuntamiento, donde el alcalde, Josu Ortuondo, en su papel de emocionado anfitrión pese a sus escasos conocimientos de inglés, organizó una rueda de prensa.
El salón Árabe del consistorio estaba lleno hasta la bandera. Cámaras, fotógrafos y periodistas compartieron espacio con varios concejales y las hijas de algunos cargos municipales, que soñaban con fotografiarse con el actor. Misión imposible.
Aparecieron un impecable Pierce Brosnan, vestido con camisa de seda y chaqueta negras, una silenciosa Maria Grazia Cuccinota y un rapadísimo Robert Carlyle, quien ha renunciado a su rubia melena por exigencias del guión. "Gracias por esta maravillosa bienvenida", dijo Brosnan, quien explicó que su misión en la película es "salvar al mundo y a señoritas en apuros como Maria Grazia Cuccinotta". Brosnan respondió escuetamente a las preguntas de los periodistas y sólo Caiga quien caiga consiguió hacerle reír cuando le habló de los agentes secretos españoles más famosos y le entregó un muñeco de Mortadelo vestido de torero.
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