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FÚTBOL: 22ª JORNADA DE LIGA

Palop consuma su pequeña venganza

El Villarreal aprovecha el contencioso entre Djukic y Cañizares para batir al Valencia

Palop consumó ayer su pequeña venganza contra el club al que pertenece, el Valencia. La venganza de quien se siente menospreciado en casa y tiene que probar en la casa de al lado. Cuando se marchó Zubizarreta, Palop esperó en vano la llamada del Valencia para suplir al mito vasco. El Valencia, por contra, optó por la experiencia de Cañizares. Y ayer Palop, en una gran actuación, le hizo mucho daño al club de Mestalla. que con las derrotas del Celta y el Madrid ya se veía como único perseguidor del Barça. No fue el caso. Entre otras cosas porque el Villarreal se defendió con coraje y siempre tuvo a punto la clase de Craioveanu, quien, en una de ésas, se aprovechó del viejo contencioso entre Djukic y Cañizares para pescar en río revuelto. La falta de entendimiento entre el meta y el líbero del Valencia viene de lejos, aunque fue ayer cuando, en el último tramo del encuentro, explotó de veras. Con terribles consecuencias para su equipo.Sin trampa ni cartón, el Villarreal se pertrechó con todos los efectivos habidos y por haber para ver venir la esterilidad del Valencia, que, sin fútbol por los laterales, chocaba una y otra vez en la bien organizada defensa de Robert. La primera parte, en cualquier caso, fue completamente del cuadro de Ranieri, que asumió el mando sin concesiones. El Valencia, sin embargo, aplicó a su dominio un exceso de parsimonia, muy convencido de su superioridad. Irulegui pobló su defensa y le encomendó que no dejara ni un metro por barrer. De manera que el partido, que nació fogoso con un delicado toque de Mendieta que se cercioraba de los grandes reflejos de Palop, se amuermó a medida que aumentaba el peso de ambas defensas, que fueron las protagonistas. Con permiso de Palop, claro, que sacó un balón literalmente de dentro a un cabezazo de Djukic.

El Valencia comenzó la segunda parte con la misma desgana con la que abandonó la primera. El Villarreal, en cambio, pidió la palabra en el centro del campo, terreno vetado en la primera parte, y allí Alberto, su hombre más clarividente, entró en juego. Las fuerzas se equilibraron por momentos. Así hasta que Mendieta tomó nuevamente el mando. Y hasta que Ranieri sustituyó a Juanfran por Vlaovic, en una puesta claramente ofensiva. El Valencia ganó momentáneamente con el cambio. Encajonó al Villarreal. Pero volvió a toparse con Palop. Muy rápido, muy ágil y especialmente motivado.

El grupo de Ranieri, por contra, volvió a desinflarse y fue entonces cuando Craioveanu entendió lo que pasaba: que corre mal ambiente entre Djukic y Cañizares, lo que aprovechó el rumano para darle una victoria inesperada al Villarreal.

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