Rusia colocó parte de sus reservas en un paraíso fiscal entre 1994 y 1998
El banco central ruso desvió parte de sus reservas de divisas al paraíso fiscal de la isla de Jersey (Reino Unido) entre 1994 y 1998, según una noticia recogida ayer por el Financial Times. El diario británico informa que el ex fiscal del Estado que renunció la semana pasada tras abrir el caso, Yuri Skuratov, calcula que el montante de reservas desviadas ascendió a 33.700 millones de dólares (29.656 millones de euros, cinco billones de pesetas), mientras que el ex presidente del banco central, Serguéi Dubinin, insiste en que la cifra no superó los 1.400 millones de dólares. Dubinin salió ayer al paso de las acusaciones lanzadas contra él por el desvío de parte de las reservas hacia una firma privada (FIMACO), controlada por el propio banco y con residencia en Jersey. En una carta enviada al presidente Borís Yeltsin, Dubinin defiende esas operaciones, no sólo como legítimas, sino como necesarias para defender intereses vitales del Estado.
Su principal argumento resulta, cuando menos, pintoresco: se trataba de buscar refugio a miles de millones de dólares para "defenderlos" de las acciones judiciales de los acreedores extranjeros. "Ahora", añade Dubinin, ese peligro "es otra vez muy alto", después de que se ha dejado de abonar un pago al Club de Londres, pero "el mecanismo ha sido arruinado por completo".
Todo el mundo lo sabía
Skuratov acusó al Banco Central de haber transferido "de forma impropia" parte de sus reservas a FIMACO y afirmó que las comisiones cobradas por la firma por las transferencias fueron ilegales. La fiscalía acusaba también a Dubinin de haber efectuado ventas no autorizadas de propiedades estatales y de haberse dotado, tanto él como sus principales ayudantes, de tarjetas de crédito doradas para gastos de viaje y representación, con límites mensuales que, en el caso del ex presidente del banco, superaban los dos millones de pesetas. Las transferencias de fondos se iniciaron en 1993, cuando presidía la entidad emisora Víktor Geráshenko, quien ha recuperado su antiguo cargo con la llegada al Gobierno de Yevgueni Primakov. Pero lo curioso del caso es que la trama no era ni mucho menos secreta en las altas esferas del Gobierno. Borís Fiódorov ha declarado que ya estaba al tanto en 1993, cuando era ministro de Finanzas, y que se quejó tanto a Geráshenko como al entonces primer ministro, Víktor Chernomirdin, pero se le dijo que se metiera en sus asuntos. Según Fiódorov, funcionarios corruptos del banco central y del Gobierno se beneficiaron de esas prácticas.No explica, sin embargo, por qué ha mantenido cerrada la boca durante más de cinco años.
Aún no ha habido reacción del FMI, pero la habrá. No en vano, buena parte del dinero desviado a Jersey salió de sus arcas en forma de préstamos para ayudar a Rusia a superar la crisis.
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