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Una macroencuesta escolar revela que la mayoría de los jóvenes mantiene posturas racistas

Vicente G. Olaya

Uno de cada dos jóvenes madrileños (51,5%) entre 13 y 19 años culpa a los inmigrantes del aumento de la droga y la delincuencia en la región. Además, el 48,2% de los chavales se siente "algo racista", frente al 26,2%, que no tiene ese sentimiento. Son sólo algunos de los datos que se desprenden de la macroencuesta realizada entre 5.500 chavales por el Centro de Estudios sobre Migraciones y Racismo, a petición de la Consejería de Educación y Cultura. Tomás Calvo, director de la investigación y catedrático de Antropología Social, mantiene que los jóvenes madrileños son en su mayoría tolerantes y abiertos, aunque sus respuestas están llenas de "claroscuros, luces y sombras".

El Gobierno de la Comunidad de Madrid tiene ya en su poder una radiografía de lo que piensan y sienten los jóvenes de la región sobre el racismo y la solidaridad. La encuesta refleja que el 40,8% de los entrevistados está convencido de que "la raza blanca ha sido la más desarrollada, culta y superior", frente a la mayoría (55,6%) que no comparte esta opinión.Tomás Calvo, que es el representante de España en la Comisión Europea de la Lucha contra el Racismo en el Consejo de Europa, cree que, a pesar de estos datos, los jóvenes madrileños no son xenófobos, si bien pueden tener "una creencia eurocéntrica de la cultura, lo que es peligroso y provoca una infravaloración de otras etnias". Calvo se muestra además optimista con sus respuestas, porque en los últimos años "más de treinta indicadores de xenofobia y racismo" han disminuido. En una encuesta realizada en 1997 entre ciudadanos de toda España, los adultos mostraron mayor rechazo a los extranjeros que los chavales. "Ésta es una buena noticia, y se debe a la labor que vienen realizando las ONG y los medios de comunicación. El discurso racista es políticamente incorrecto y no cala entre los jóvenes", añade.

No a Le Pen

Quizá por ello, el 87,3% se muestra contrario "a votar a un partido político como el de Le Pen en Francia, partidario de expulsar a los inmigrantes marroquíes y a los negros africanos". Además, casi siete de cada diez prefieren "una sociedad mestiza de muchas razas y culturas" a "una España blanca únicamente de cultura occidental [26,5%]".

No obstante, el 64,9% cree que "en España hay [ya] los suficientes trabajadores extranjeros", por lo que habría que impedir que entrasen más, "sin expulsar a los que ya están dentro". Otro 13,9% piensa que hay ya "demasiados" inmigrantes y que habría que devolverlos a sus países de origen. Sólo un 16,1% considera, en cambio, que habría que "acoger a bastantes más". Según Calvo, los jóvenes desconocen la realidad de la inmigración en Madrid. "Lo demuestra el hecho de que en Madrid sólo hay un 3% de inmigrantes, frente al 20% de Londres o el 28% de Bruselas", señala.

Cuando a los encuestados se les pregunta a quiénes echarían del país, el 31% expulsaría a los árabes; el 30,1%, a los gitanos; el 15,7%, a los indios de América, y el 15,5%, a los negros de África. Estos porcentajes varían notablemente cuando se les consulta sobre si les "molestaría" casarse con individuos de otras razas, etnias o culturas. El 57,4% no se casaría con un gitano; el 54,7%, con un árabe; el 32,5%, con un negro africano, y el 31,4%, con un judío.

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Calvo destaca que el rechazo a casarse con árabes es mucho mayor entre las mujeres que entre los hombres: "Esto se debe principalmente a la imagen secular que tenemos de estos pueblos. Mientras los españoles han soñado con casarse con huríes [mujeres árabes que habitan en el harén del paraíso], las españolas han recibido una imagen negativa y falsa de los moros: son intransigentes, machistas, celosos...".

El catedrático de Antropología Social cree que estos datos no son demasiado negativos en su conjunto y pone como ejemplo que, en el último eurobarómetro de la Unión Europea, el 20% de los españoles adultos se definió como bastante racista o muy racista, frente al escaso 4,6% con que lo hacen ahora los jóvenes. No obstante, "algo racista" se considera el 48,2% de los consultados. El 74,1% de los jóvenes encuestados no daría "la vida por la patria", ni por la religión (81,9%), ni por un partido político (88,1%). Sólo la familia es capaz de movilizarlos: el 94,2% daría su vida por ella.

La gran mayoría demuestra además escasa confianza en las instituciones públicas. De hecho, el 56,2% no la tiene en ninguna. Sólo el 27,2% confía en la Iglesia; el 25,3%, en el Ejército y la policía, y el 8,9%, en los jueces. Los partidos políticos sólo despiertan confianza en el 2,6% de los casos. Además, cuatro de cada diez chavales (el 43,5%) no votarían en unas futuras elecciones. Y de los que estarían dispuestos a emitir su voto, el 17,7% daría su apoyo al PP; el 12,9%, a un partido ecologista; el 12,1%, al PSOE, y el 6,9%, a IU.

Según Calvo, el desapego a las instituciones "se debe a que los jóvenes han nacido en democracia y carecen de ese apego a quienes han luchado por ella". Y añade: "En los años sesenta, todos queríamos cambiar el Estado. Ahora, los chavales, que no han conocido aquellos tiempos, pasan. Sólo la familia, que es el último bastión de las instituciones, les ofrece confianza. Y más si termina convirtiéndose en un hotel de cinco estrellas".

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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