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FÚTBOL 21ª JORNADA DE LIGA

El Espanyol ningunea al Mallorca

Un gol de Benítez premió el buen partido blanquiazul y castigó la nula ambición y el poder de reacción del equipo balear

Robert Álvarez

El Espanyol hizo trizas la feroz estampa con la que el Mallorca compareció en Montjuïc. El equipo balear se encastilló en torno a Roa y lo fió todo a su robustez defensiva: tan solo 13 goles encajados en 20 partidos. El Espanyol ni se obcecó ni dejó pasar ocasión de palpar el blindaje mallorquín. Esa fue su mejor virtud. Brindisi repitió un equipo que se está construyendo de una forma improvisada y que, de medio cuerpo para arriba, nada tiene que ver con el que empezó la temporada. Benítez ha recuperado el puesto como titular y Martín Posse la forma. Entre ambos zarandearon la defensa del Mallorca siempre proclive a la superpoblación porque Engonga, más que de medio centro, actuó de tercer central junto a Siviero y Marcelino. Cúper mantuvo en el lateral izquierdo a Miquel Soler y, dada la baja de Olaizola, hizo debutar en el lateral derecho al argentino Mauricio Pineda. Por los flancos empezó buscando el Espanyol vías de agua. Roa no falló en las salidas por alto y su tripleta de centrales monopolizó el tráfico aéreo.

ESPANYOL 1

MALLORCA 0Espanyol: Toni; Cristóbal, Nando, Pochettino, Capdevila; Nan Ribera (Brnovic, m.90), Iván Helguera, Sergio, Arteaga; Benítez (Darío Silva, m.83) y Martín Posse. Mallorca: Roa; Pineda (Carlos, m.68), Siviero, Marcelino, Miquel Soler; Lauren, Engonga, Arpón, Stankovic; Dani y Biagini. Gol: 1-0. M.41. Martín Posse, desde la banda derecha, centra en corto sobre Benítez que se gira y con la derecha cruza raso y al segundo palo. Árbitro: López Nieto, del colegio andaluz. Mostró tarjeta amarilla a Arteaga. Unos 24.200 espectadores en el estadio olímpico de Montjuïc, entre ellos, unos 300 seguidores desplazados desde Mallorca. Durante la primera parte, un sector del público increpó a unos espectadores que corearon el primer gol del Barcelona en el campo del Extremadura. Se corearon algunos cánticos en contra del Barcelona. Terreno de juego resbaladizo en algunas zonas pero en buen estado en general.

Los vericuetos por los que podía llevar peligro el Espanyol por esa zona central defensiva del Mallorca también fueron tanteados. Pero está visto que sin Esnaider o Serrano, no es ese un terreno del que saque petróleo el Espanyol. Posse intentó pivotar desde la posición de delantero centro y lo mismo hizo incluso Sergio, un jugador omnipresente, en espectacular progresión y que domina muchos registros. Las ocasiones se fueron sucediendo. Un paradón de Roa a tiro de Arteaga desde fuera del área, un disparo alto de Benítez desde unos siete metros después de un centro de Nan Ribera, otro disparo alto de Arteaga tras una cesión atrás de Sergio... Y así hasta que llegó el gol.

El Mallorca se fue al descanso con la necesidad de un examen de conciencia profundo, existencial: ¿qué había ido a buscar a Montjuïc? ¿Cómo pretendía conseguirlo? Nan Ribera había anulado a Stankovic, Biaggini había caído en las garras de Cristóbal y Dani apenas hizo trabajar a Nando.Y en el centro del campo, Lauren y Arpón, que suplió al lesionado Ibagaza, no marcaron la línea. El ritmo del partido lo llevó siempre el Espanyol.

Cúper trató de rectificar en la última media hora. Dio entrada a Carlos por Pineda, retrasó a Lauren y el Mallorca ganó metros. En esa fase murió con sus propias armas. Fue la defensa del Espanyol la que mostró una enorme solidez, muy bien pertrechada además por Iván Helguera desde la posición de medio centro. Toni apenas tuvo que intervenir en una ocasión, tras un disparo lejano y no excesivamente complicado de Carlos.

El Espanyol, de forma menos intensa, pero mantuvo un caudal ofensivo que hizo que el marcador estuviera más cerca del 2-0 que del empate. Dos remates de Martín Posse rozaron el palo y el travesaño. El trabajo del delantero argentino y el de Benítez desquició a la defensa del Mallorca. Los dos tuvieron que escarbar en las zonas de media punta pero de su velocidad y capacidad para el desborde en carrera y de sus combinaciones salieron varias jugadas letales. Brindisi acabó relevando a Benítez, exhausto, e hizo debutar al uruguayo Darío Silva que no dispuso de minutos más que para demostrar lo mucho que puede incordiar a la defensa rival.

La precariedad del juego del Mallorca le llevó a un final de partido frustrante. Fue incapaz de cambiar el ritmo y no dio siquiera la sensación de poder intentar un arreglo de última hora. Nadie reconoció en el equipo balear al equipo que llegó a ser líder del campeonato ni al que tan buen juego desplegó, por ejemplo, en el campo del Celta. El Espanyol, en cambio, crece como grupo en la misma medida en que obtiene resultados -ayer era su séptimo partido consecutivo sin conocer la derrota- y se aleja de los puestos de promoción que no hace mucho ocupó.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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