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Desmantelada una banda china que se dedicaba a la inmigración ilegal

La organización falsificaba pasaportes japoneses para pasar la frontera

La Brigada Central de Extranjería ha desmantelado una organización internacional china dedicada a introducir ciudadanos orientales con pasaportes falsos en España y en otros países de la Unión Europea. La operación policial concluyó con la detención de 16 chinos, de los que siete pertenecían a la presunta red mafiosa. Los nueve restantes eran inmigrantes ilegales que habían pagado a la banda entre dos y cuatro millones para alcanzar España y que estaban siendo explotados en restaurantes y talleres de ropa.

El entramado de la organización hunde sus raíces en China. Allí, una rama de la banda se dedicaba a la captación de los orientales que querían viajar a Europa en busca de una nueva vida. Los mafiosos les facilitaban todo lo necesario para hacer realidad su sueño: les entregaban documentación falsa elaborada en talleres clandestinos de Bangkok y Hong Kong y un billete de ida al país elegido. Una vez embarcados en el avión, cruzar la aduana era el principal obstáculo de los inmigrantes. Para ello utilizaban pasaportes falsos que la banda robaba a japoneses o coreanos. La elección de estas nacionalidades tenía una doble finalidad: por un lado, sus diferencias físicas con los chinos son imperceptibles a ojos de un occidental (lo que facilita burlar el control de aduanas) y, por otro lado, ambas están exentas de visado en la mayoría de los países europeos.

Pasadores de fronteras

Los inmigrantes chinos no hacían el viaje solos. Llegaban en pequeños grupos, guiados por otro conciudadano cuya situación en el país de destino estaba perfectamente regularizada. A estos guías de la inmigración ilegal, la policía les conoce como pasadores. Su misión consiste en instruir a los recién llegados sobre cómo comportarse debidamente en los controles fronterizos para no levantar sospechas y ser detenidos por la policía. Una vez cruzada la aduana, los pasadores les quitaban la documentación a los irregulares para reutilizarla en traslados posteriores. La organización cobraba a cada cliente entre dos y cuatro millones de pesetas por el viaje y la falsificación de los documentos. Pero como los emigrantes no disponían de esa cantidad tenían que saldar su deuda trabajando para la organización "en condiciones infrahumanas", según la Dirección General de la Policía Nacional. La banda les empleaba en distintas ciudades europeas como camareros en restaurantes chinos, como confeccionadores de ropa en talleres clandestinos o como vendedores callejeros de productos importados del continente asiático.

De los siete detenidos como integrantes de la organización, destacan dos: Jun Jie Chen, el supuesto máximo responsable de la banda, encargado de recibir a los inmigrantes en los aeropuertos de Madrid y Barcelona y de organizar su futuro en España; y Jianmin Hong, reclutador de inmigrantes en China y encargado de proporcionarles la documentación falsa. Hong también tenía como cometido acompañar a los chinos en el avión hasta los países de destino y luego quitarles los papeles para reutilizarlos con una fotografía distinta en otra operación.

En un segundo escalón figuran Chang Niau Lin, holandés, residente en Alemania y supuesto encargado de distribuir a los inmigrantes por los diversos países europeos; Luping Liu, con permiso de residencia español y cuyo cometido era buscar alojamiento para los chinos en pisos de la Comunidad de Madrid; y Jianqi Li, con residencia legalizada en España y cuya tarea era supuestamente la de esconder a los recién llegados en pisos alquilados a la espera de un posterior traslado a otro país. Por último, la policía destaca el papel jugado por Xing Qiang Zhou, el transportista de la organización y encargado de conducir en su furgoneta (una Renault Express) a los inmigrantes indocumentados hasta sus nuevas residencias; y, Weizhen Huang, la única mujer, esposa del anterior y encargada de comprar los billetes de avión en las agencias para los pasadores y sus acompañantes.

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Pisos y dinero

En la operación policial, que se inició el año pasado tras el descubrimiento de un contingente de orientales con documentos falsos, los agentes decomisaron dinero de diversas nacionalidades: 673.000 pesetas; 8.571 dólares norteamericanos, 4.610 francos franceses, 2.600 marcos alemanes, casi un millón de liras, 8.100 francos belgas y cantidades menores de chelines austriacos, francos luxemburgueses, libras sirias y dólares de Hong Kong. La red, siempre según la versión policial, tenía alquilados al menos tres pisos en Madrid y otro en Santa Coloma de Gramanet, en la provincia de Barcelona. Esta última vivienda era la residencia del supuesto cabecilla de la red, Jun Jie Chen, quien, en el momento de la detención, estaba acompañado de una inmigrante sin documentos.

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