Teorema de Garrido

JULIO SEOANE No, no es igual que el teorema de Pitágoras o de Gödel, aunque también es algo que está demostrado pero que resulta difícil de entender. Estos son los datos. Uno. El próximo martes, día 9, se celebra en la UIMP de Valencia la presentación de un número monográfico de la revista Teorema. Este número y este encuentro se inscriben, según reza el anuncio, en la segunda fase de la revista fundada en Valencia hace prácticamente treinta años. Y, ciertamente, esta publicación arrastra consigo una parte significativa de la historia intelectual de la Universidad, junto con las aportaciones de su fundador Manuel Garrido, catedrático de Filosofía en Valencia durante casi dos décadas. Dos. Valencia años sesenta y, posteriormente, la aparición de Teorema, constituyen uno de los escasos focos de restablecimiento de la filosofía moderna en nuestra sociedad. Alrededor de Teorema y en Valencia, se introduce la lógica simbólica y la filosofía analítica, inteligencia artificial y filosofía de la ciencia, el uso de los computadores y la psicología cognitiva. Y esta nueva época impulsa reuniones y simposios sobre temas científicos y sociales, que más tarde tendrán su continuación en Madrid, y en los que participan filósofos y pensadores de la importancia de Chomsky, Habermas, Popper o von Hayek, por citar sólo unos cuantos, junto con alumnos y jóvenes profesionales que aceptaban con normalidad un ambiente intelectual absolutamente inusual para aquel tiempo. Tres. Sin embargo, la labor y la influencia de Manuel Garrido, al frente del departamento de Lógica y Filosofía de la Ciencia de la Universidad de Valencia, no se pueden limitar a la revista y a unas cuantas reuniones. No sólo impulsó los estudios de filosofía sino que inició también los de psicología y participó en la actividad de otras facultades. Ya fuera en el antiguo edificio de la Universidad, en la calle de La Nave, o en su propia casa en J. J. Domine, frente al Puerto, hizo correr multitud de libros, de escritos y de ideas entre los que trabajaban con él y entre los alumnos de entonces. Todavía continúan por aquí estudiantes, investigadores y discípulos más o menos cercanos, pero también se encuentran dispersos en diversas universidades españolas. Cuatro. Es un acierto de la UIMP presentar este número especial de la revista Teorema, ahora dirigida con acierto y dignidad por algunos de sus discípulos. Pero como también estará presente el propio Garrido, es un acto que rinde homenaje a muchas más cosas, a una trayectoria, a una labor, a una época. Es una lástima que no participe la propia Universidad de Valencia, demostrando gratitud y reconocimiento de lo propio, pero es evidente que la memoria de esta institución padece ya senilidad, puesto que recuerda mejor sus 500 años que lo que ocurrió hace dos o tres décadas. Final. ¿Cómo es posible influir en tanta gente, incidir en el desarrollo intelectual de tantas personas, hacer escuela, en definitiva, sin uniformar a sus componentes, dejando intacta una enorme diversidad de formas de pensar y de estar? ¿Cómo se puede hacer escuela sin formalizarla y sin utilizar su estructura como plataforma de poder? Este es el auténtico teorema de Garrido, demostrando que es posible aunque resulte difícil de generalizar en nuestros tiempos.