Inmigrantes y asistencia sanitaria

Estamos muy contentos de comprobar la sensibilidad social que ha despertado la noticia de que los niños hijos de inmigrantes no documentados no siempre reciben la asistencia sanitaria adecuada, aspecto al que está obligado el Estado español como país signatario del Convenio sobre los Derechos del Niño (1989). Pero ¿a quién preocupan los adultos? ¿Acaso ellos no tienen derecho a una atención médica normalizada?Un ejemplo: un adolescente sin documentación es diabético y precisa un control médico continuado; en el momento que cumpla 16 años (o los 18, no sabemos a qué edad deja de importar a la sociedad), se le atenderá sólo puntualmente o en urgencias, y no podrá acceder a los programas de prevención o educación sanitaria de los centros, porque, como adulto no documentado, no tiene derecho a atención continuada en su CAP o especialistas. Si tienen diabetes, ¡la vida es dura! Por no hablar de lo que nos espera en el futuro: ancianos, personas que no pueden levantarse de la cama, enfermos crónicos. Quizá vale la pena que nos pongamos todos las gafas de mirar al mundo con sensatez y entendamos la atención sanitaria como un derecho universal, y no como un privilegio de sociedades que limpian su conciencia en las maratones televisivas o enviando las sobras a otras zonas del mundo. Por cierto, ¿alguien recuerda que el año pasado celebramos el 50º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos?

Una aclaración: en Cataluña se atiende a la población inmigrante, pero se trata de una carrera de obstáculos burocráticos que se resuelve por la buena voluntad de los profesionales sanitarios que, delante de un paciente sin cartilla de la Seguridad Social, sólo ven a un enfermo y dejan de banda otros prejuicios, pero no por la competencia de los responsables de las instituciones, que sólo ponen trabas burocráticas. Mientras tanto, los inmigrantes, a esperar. ¿Qué otro remedio les queda?- Mireia Soler Boada (Esplugues de Llobregat) y Carmen Calvente Martín (L"Hospitalet de Llobregat).