El Consell celebra el Día de las Zonas Húmedas mientras se sigue desecando el marjal de Pego

Para el parque natural del marjal de Pego-Oliva, protegido por la ley valenciana de Espacios Naturales, calificado como una Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) por la Unión Europea, que es el principal destinatario de las ayudas europeas a los humedales y está incluido en el más importante acuerdo internacional sobre estos enclaves, la Convención Ramsar, firmada en esta ciudad iraní en 1971, pasó ayer desapercivido que fuera el Día Mundial de las Zonas Húmedas. Mientras el presidente del Consell, Eduardo Zaplana, y el consejero José Manuel Castellá manifestaban junto a la ministra Isabel Tocino su aprecio por estos hábitats, las bombas seguían desecando el mancillado marjal.

El Centre Cultural de la Beneficència fue testigo de multitud de declaraciones sobre las zonas húmedas. Declaraciones preocupadas de los expertos, decididas de los políticos e indignadas de los ecologistas. Así, los participantes en la segunda reunión del MetWet/Com2, que aglutina a los países del arco mediterráno (más Portugal, Jordania y Palestina) firmantes del convenio Ramsar, mostraban su preocupación por la preservación de los humedales del norte de África. También diseñaban la estrategia común a esta zona geográfica que defenderán en la próxima reunión (en mayo en Costa Rica) de los 113 países que sellaron el convenio. Mientras, en los actos oficiales, Tocino, Zaplana y Castellá, así como la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, expresaban a los expertos internacionales su decidida intención de salvar las zonas húmedas de la especulación urbanística, de la invasión humana y de la contaminación envenenadora. Tocino prometió un "muy avanzado" Plan Estratégico de Defensa y Protección de los Humedales de toda España, que todavía ha de estudiar la Comisión Nacional de Protección de la Naturaleza. Y mostró interés en conseguir que la próxima reunión de los países integrados en el convenio Ramsar se celebre en España (Valencia entra en las quinielas). Barberá se extendió en narrar todos los avances logrados para mejorar la calidad de las aguas de l"Albufera. Y Zaplana afirmó que se acabaron los tiempos en que lo más natural era destruir los humedales. Entretanto, a las puertas de la Beneficència, los miembros de Acció Ecologista-Agró manifestaban su indignada preocupación por las continuas agresiones a los humedales valencianos. Entre ellos, el de Pego, donde el pasado viernes todavía funcionaban las bombas que desecan el marjal para consolidar las transformaciones agrícolas ilegales auspiciadas por el alcalde. Destrucción que dura dos años y que ya ha dado una cosecha de arroz de la variedad (sugerente nombre) bomba. "Zaplana, ¿nos va a quedar algún humedal?", gritaron al presidente los ecologistas, que también se quejaron del retraso, ya de tres años, en sacar el Catálogo de Zonas Húmedas.