Los nuevos promotores de El Molino esperan abrir sus puertas en octubre de 1999
Las aspas de El Molino pueden volver a girar en octubre de 1999, dos años después de su cierre por la quiebra de la empresa que lo regentaba. A falta sólo del permiso de obras, sus nuevos promotores presentaron ayer en sociedad el proyecto de rehabilitación del emblemático music hall del Paralelo barcelonés. La sociedad rusa que alquila el edificio desde hace cinco meses desembolsará unos 250 millones de pesetas en las reformas.
Iakov Tcheltchenitski, la cabeza visible de la sociedad rusa que se ha hecho cargo de la gestión de El Molino, y José María García, el gerente, presentaron en el marco desolado y polvoriento de una platea que ya ha perdido las butacas un proyecto que cambiará el concepto tradicional de teatro por el de un café-concierto con capacidad para unas 400 personas. El Molino del 2000 no recibirá subvenciones del Ayuntamiento y la Generalitat, como se había especulado en un primer momento. "Nos hemos dirigido a ellos pero no hemos obtenido respuesta", aseguró García. La sociedad, que espera comprar el edificio en breve, ha pedido el permiso de obras y el de actividades de concurrencia pública. Un portavoz del Ayuntamiento indicó que los técnicos municipales están a la espera de conocer cómo se aplicarán las reformas en cuanto a seguridad y supresión de barreras físicas para dar el visto bueno. Xavier Prats, encargado del proyecto de decoración, reconoció que se tendrán que cambiar las cubiertas y añadir un sistema de aire acondicionado, así como salidas de emergencia. Cuando se acaben los trámites burocráticos, el gerente espera presentar un "espectáculo del siglo XXI" en un edificio que se construyó en 1916 y que se llamaba entonces Petit Moulin Rouge. Su objetivo es recuperar la clientela que había ido abandonando el local hasta provocar el cierre en noviembre de 1997. Prats añadió que quieren acabar con la imagen "hortera" del anterior Molino, aunque respetarán la estética del local. Una vez finalizado el espectáculo, dijo, el local se convertirá cada noche en un bar de copas con música en directo. Los decoradores han diseñado un espacio "polivalente" en el que el público pueda moverse con libertad, tanto entre las mesas como hacia los dos anfiteatros, donde se instalarán barras de bar. En la red Magos, vedettes, transformistas, cantantes y bailarinas compartirán escenario, aunque aún no hay compañía estable y pocos nombres concretos. Los actuales responsables afirmaron que no piensan contar con los antiguos artistas del local. Muy al contrario, se han lanzado a la búsqueda de La Chica de El Molino 2000 vía Internet. En una página que guarda un espacio para recordar la historia del local, dejan muy claro que ellos son "el futuro" y que lo quieren encarnar en la persona de una chica que tenga entre 21 y 28 años, que hable inglés y español, y que tenga experiencia en el music hall.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.