Fallos generalizados en los trenes de la Generalitat inaugurados el domingo

Precipitación. Ésta es la palabra que utilizaban ayer diversos trabajadores de Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC) para referirse a la inauguración del nuevo servicio a Manresa (Bages) e Igualada (Anoia). El lunes fallaron y ayer volvieron a hacerlo. Los convoyes circulan con retrasos que van desde los 20 hasta los 30 minutos. Los fallos afectan a la práctica totalidad de elementos que intervienen en el servicio.

Si algo puede salir mal, saldrá mal, dice una conocida ley pesimista. Ferrocarrils de la Generalitat empieza a sospechar que es cierta. El lunes y ayer fallaron todos los elementos que podían hacerlo en la línea Martorell-Manresa-Igualada, inaugurada el pasado domingo por el consejero de Política Territorial, Pere Macias. Fallaron los nuevos trenes; desde las puertas, que no siempre se abrían o cerraban, hasta la calefacción, en los días más fríos en lo que va de invierno. Fallaron los estribos de acceso a los trenes, que se empeñaban en no volver a su sitio, impidiendo el paso de los trenes por los túneles. Hasta las conexiones por radio se apuntaron a dejar de funcionar. Y no sólo fueron las unidades. La línea de mostró incapaz de asumir los nuevos convoyes y, por motivos que ayer no pudieron ser explicados, los trenes no pudieron mantener las frecuencias previstas. El resultado fue tener que esperarse e incumplir los horarios. La señalización se sumó al desconcierto general y empezó a comportarse de forma arbitraria, de modo que un semáforo en verde podía significar cualquier cosa, incluso que el paso estaba franco; también lo contrario. Para terminar de empeorar las cosas, por la tarde se registró un incendio entre Martorell y Sant Andreu de la Barca. El fuego afectó a una de las unidades y retirarla de la vía supuso nuevos retrasos. FGC ha movilizado para hoy a todos sus trabajadores en un intento de evitar nuevos problemas.