El Tau mantuvo la tendencia de la Copa

El día que Madrid y Barcelona jueguen una final de Copa será una sorpresa. De la mañana a la tarde cambiaron los protagonistas pero no las tendencias. Ganó el Tau Vitoria por varias razones, entre otras porque su base, el hierático Bennett, anotó 20 tantos, en competencia con su colega Turner. Quiere ello decir que ambos finalistas empezaron ganando por dominar esa posición. A partir de ahí entraron en juego otras consideraciones, como defensa, organización, rebote e intensidad en el juego. A decir verdad el Madrid tuvo más opciones que el Barcelona, pero apenas disfrutó de un minuto con el marcador a favor. A un solo partido, las aparentes diferencias de plantilla (que no son tantas como antaño) se difuminan.Cuando se alcanzó el descanso, el Tau podía sentirse plenamente satisfecho del partido que estaba realizando. Llevaba diez tantos de ventaja (35-45) y manejaba a su favor aspectos importantes del juego. Su porcentaje de acierto era muy superior al del Madrid (66% por 44%), su dominio reboteador era evidente (14 por 9) y salvo Bennett, que tenía tres personales, el plantel estaba a salvo de esa eventualidad. El juego de los Albertos no le había dado al Madrid el arsenal suficiente para contrarrestar la línea exterior del Tau.

Y en cuanto a intensidad y concentración, un par de ejemplos. Primero: anota un triple el Madrid y, mientras lo celebra, el Tau está ya en su canasta sumando dos puntos en un contraataque. Segundo: pierden un balón los madridistas, se miran Herreros y Lasa y, para cuando quieren volver, un hombre del Tau estaba ya anotando la corerspondiente bandeja sin nadie que le moleste. Para el Madrid el panorama se mostraba sombrío porque de todos es sabido que el equipo de Vitoria no es de los que descomponen la figura por cualquier contratiempo.

Pero hay que decir que el Madrid se tomó la reacción en serio y apretó de forma significativa en defensa. No le había servido de mucho el trabajo casi rutinario de la primera parte, porque los tiempos han cambiado mucho. Si a este tipo de equipos no se les aplica una defensa en condiciones, la derrota es segura. Así que los madridistas mejoraron en las ayudas defensivas y en la intensidad. Y lograron parcialmente su objetivo: el Tau sólo consiguió una canasta en juego en los diez primeros minutos de la reanudación, el partido pareció cambiar de tendencia, llegó el empate y, a partir de ahí, la primera ventaja (52-50 a falta de 11 minutos). El Madrid tiraba de Beard dentro de la zona y de los Albertos por fuera, había mejorado sus porcentajes, dañado los del contrario y fortalecido su rebote.

En esas circunstancias, en otros tiempos, el partido se habría acabado en ese punto. El grande se iría haciendo más grande y el modesto comenzaría a desinflarse como un globo. Quizás eso pensaron los madridistas, porque su reacción mermó con carácter inmediato.

Como solución al problema, el Tau optó por colocar cuatro hombres en zona y uno en vigilancia especial a Herreros. Y tiempo después, añadió al esquema dos bases en cancha. Era un Tau más rápido en sus movimientos ofensivos y aparentemente mejor guarnecido en su defensa. Pero sobre todo, contaba con un base dominador, Bennett, de esos que no tienen inconveniente alguno en echarse a sus espaldas la máxima responsabilidad. El Tau volvió a recuperar ventaja y, sobre todo, a sembrar de dudas en el juego madridista.

Fue así como llegaron a los dos minutos finales. Con una modesta, pero suficiente renta. Sí, suficiente, porque el Tau no es un equipo hecho para exhibiciones. Es un equipo hecho para sumar y ganar.