MANUEL GÓMEZ RIVERO PINTOR "Todavía hay quien se cuestiona si un urinario es una obra de arte"
El granadino Manuel Gómez Rivero (Gójar, 1961) obtuvo recientemente el segundo galardón del XII Premio de Pintura Emilio Ollero, organizado por la Diputación de Jaén. En el catálogo de obras presentadas al certamen, en el que prima la abstracción, el realismo de su paisaje de la granadina Carrera del Darro discrepa como un escaque rojo en un tablero de ajedrez. Su osadía romántica le valió el millón de pesetas del premio. Gómez Rivero es también profesor titular de la asignatura de Pintura de la Facultad de Bellas Artes. Pregunta. El realismo de su obra contrasta con el cariz abstracto del resto de cuadros presentados a concurso. Respuesta. Lo mío es como de otra época. Y lo digo sin prejuicios ni disculpas. Entronca con el sentimiento romántico alemán más profundo, en el que la naturaleza ejerce una supremacía sobre el hombre. Un sentimiento trágico que toda la filosofía del siglo XX no ha conseguido superar. Mi obra también está vinculada a la pintura de principios de siglo en Granada, con referentes como López Mezquita, Fortuny y Rodríguez Acosta. P. ¿Por qué eligió un paisaje para el certamen? R. El 90% de mi producción son paisajes, a medio camino entre lo urbano y lo rústico, y siempre envueltos en la ruina y con rasgos de naturaleza. Lo simplemente urbano, el cristal, el acero, me resulta frío. Necesito algo de aspecto más envejecido. P. ¿Su obra es pura descripción? R. La pintura es lo que una persona es capaz de transmitir a través de su imaginación e intuición, la prevalencia de lo subjetivo. Hemos superado el lastre de lo academicista. El arte es libertad, sentimiento y emoción. No la razón pura, sino su negación. Llego a la pintura para ser feliz, porque me produce un placer físico. En mi obra hay un mensaje que la gente acepta con sentimiento, pero con la conciencia de que no es rompedor. Aunque ser rompedor significa ir contra corriente, y yo nado contra ella. P. ¿Qué le parece la creación pictórica actual en Andalucía? R. Aquí la pintura vive pendiente de las corrientes y teorías americanas de principios y mitad de siglo. Aún pervive entre los pintores andaluces el planteamiento de Marcel Duchamp, de si un urinario o una rueda son una obra de arte. Aquí tenemos luz mediterránea. Y eso ya es historia. Yo no vivo entre edificios de cristal y metal. Vivo cerca de la Alhambra y tengo la cultura del Museo del Prado, no la del MOMA. La pintura actual andaluza me produce curiosidad, pero no me emociona. P. Y a su juicio, ¿qué rumbo debería tomar? R. Para pintar hay que tener que decir algo, no reproducir la historia aprendida a base de teorías y academicismos de los que hay que despreocuparse y liberarse.
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