Comunistas
MIGUEL ÁNGEL VILLENA Voces se han escuchado en los últimos días que pedían consenso e integración en Esquerra Unida. ¡Qué gracioso! Cuando ya sólo quedan comunistas y algún ornato socialista como el Pasoc en esta coalición de izquierdas, algunos dirigentes apelan al frente amplio. ¡A buenas horas mangas verdes! Una década después de que las siglas de Esquerra Unida agruparan en el País Valenciano a todos esos sectores y movimientos plurales que se mueven a la izquierda de la socialdemocracia, los líderes hacen un llamamiento a la unidad. Llegan lamentablemente un poco tarde porque, en apenas unos años, nacionalistas de izquierda, ecologistas, pacifistas y renovadores de todo tipo han roto con la coalición. En realidad, los que han aguantado estoicamente han sido los guardianes de las esencias. Nacida al calor de las manifestaciones contra la OTAN en 1986, Izquierda Unida anticipó la necesidad de un aggiornamento, de una puesta al día, de los proyectos comunistas en Europa. Tres años después de aquella apuesta que encabezaron Gerardo Iglesias, en toda España, y Albert Taberner, en el ámbito valenciano, caía el muro de Berlín. A partir de ahí las que parecían inexpugnables fortalezas del proletariado en la Europa oriental se derrumbaban como un castillo de naipes. Desde entonces, todos aquellos que aspiran a una política que vaya más allá de los lavados de cara socialdemócratas aguardan una explicación, algún análisis, ese ejercicio de la crítica y la autocrítica tan querido por los comunistas. Pero ni el más mínimo debate han ofrecido los seguidores de Julio Anguita y así el gran timonel cordobés se ha convertido, no por casualidad, en el único responsable comunista occidental que ha seguido impertérrito en su puesto. Entretanto, franceses o italianos trataban de adaptarse a una realidad que poco tenía que ver con el panorama de la guerra fría. Ahora, cuando ya está descartado el famoso sorpasso y la coalición parece anclada en un 10% de los votos, el sustantivo izquierda corresponde a la noche de los tiempos y el adjetivo unida invita al sonrojo. Una lástima.
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