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División de opiniones tras los castigos decididos por el COI

Las primera gran decisión tomada por el Comité Olímpico Internacional (COI) en su historia de suspender a seis miembros, forzar la dimisión de tres más, amonestar a otro y seguir investigando las responsabilidades de tres más fue recogida con amplitud por los medios informativos de todo el mundo y, especialmente por el mundo olímpico. Sin embargo, es general la opinión de que sólo es el principio y hay división de opiniones en cuanto a pedir la dimisión del presidente, Juan Antonio Samaranch, al que significativamente apoyan los miembros, incluso anglosajones.

La figura de Samaranch sobresalió en todos los artículos dedicados ayer por la prensa británica. Retratado como un presidente "que más parece un político, incluso en el tratamiento protocolario que recibe", por The Times, su actitud de los últimos días ha irritado a la mayoría de los comentaristas, según informa Isabel Ferrer. "Samaranch parece aspirar al premio Nobel de la Paz, pero el deporte olímpico es ahora un negocio millonario. Sin embargo, él mismo ha preferido aparentar sus virtudes a ser puro de verdad", subraya. The Guardian se centra en la "oscura trama" que envuelve a los miembros ahora cesados. Según The Independent "las investigaciones continúan, pero Samaranch repite que carece de voto personal. Cierto, aunque la elección de los miembros depende mucho de su opinión". Financial Times es el más ponderado: "Pedir la dimisión del presidente podrá justificarse dada la situación actual, pero lo mejor es reformar el modo de funcionamiento del COI".Una idea presidía ayer la reacción de los medios alemanes, que desde hace meses no escatiman críticas a Samaranch: esta medida no es el final de la historia, sino sólo el principio, según Pilar Bonet. "La Mafia Olímpica", era el título del Bild Zeitung. " El Rey Sol presionado. Se acumulan las peticiones de todo el mundo para que Samaranch dimita", decía el Berliner Zeitung. El liberal Frankfurter Allgemeine Zeitung se refería al espiritu olímpico y afirmaba: "En estos días nadie invoca a Pierre de Coubertin, el padre del movimiento olímpico, cuya foto y gabinete de trabajo se encuentran en la parte trasera del museo olímpico de Lausana. Y más de uno desea hoy enviar también ahí a Samaranch".

"El olimpismo obligado a poner orden" tituló ayer el diario francés Liberation, que notó a Samaranch "más envejecido pese al apoyo recibido". Le Parisien le defendió: "Su edad, 78 años, no le ha hecho perder ni un ápice de su talento como estratega". L'Equipe sólo señaló: "La caza de brujas no ha hecho más que comenzar". El más duro fue Le Monde: "Samaranch debe marcharse", tituló el editorial en el que mantuvo: "Las expulsiones no bastarán para frenar el alud que empieza a rodar y que nada se solucionará mientras Samaranch siga presidiendo los destinos del movimiento olímpico".

Mientras en los medios informativos las peticiones de dimisión de Samaranch son abundantes, no son de esta opinión miembros o personajes relevantes del deporte, incluso anglosajones. Por ejemplo el ministro británico de Deportes, Tony Banks, afirmó que el Reino Unido no pide la dimisión de Samaranch. Simon Clegg, portavoz del comité olímpico nacional, valoró la decisión del COI sobre las suspensiones: "Ha reaccionado con decisión, ha afrontado el asunto y pretende tomare medidas para asegurar que el escándalo no vuelva a producirse". El legendario atleta Sebastian Coe dijo: "El COI necesita un presidente fuerte y una verdadera comisión ejecutiva para desenmascarar hasta el final a los culpables de corrupción". Palabras parecidas pronunció el influyente miembro belga del COI, Jacques Rogge, que incluso fue más allá: "Nadie en el COI quiere la dimisión de Samaranch". La sueca Gunilla Lindberg señaló: "No debe dimitir ahora y dejar una organización en crisis, sino mantenerse y aclararlo todo". Manfred von Richthofen, responsable del deporte alemán, alabó también a Samaranch: "Ha sido una buena decisión en la que ha demostrado su autoridad. Espero que continúe en el camino de limpieza".

Excesos y disculpas

"Estamos contentos de que el sistema de designación de las sedes sea revisado, dijo tras conocer las decisiones del COI Robert Garff, el nuevo presidente del comité organizador de Salt Lake City 2002 (SLOC). "Lo dijimos desde el comienzo. Los problemas no empezaron en esta ciudad, pero deben terminar aquí". En esa línea se mostró Tasuku Tsukada, el alcalde de Nagano, sede de 1998, que admitió "excesos" en los regalos a miembros del COI, por lo que pidió disculpas. El comité olímpico japonés hará su propia investigación, además de la del COI. Samaranch, según informa Luis Vázquez, calificó ayer de "tontería", la acusación de que los miembros del COI habían recibido cajas de botellas de vino por parte de la candidatura de Barcelona.

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