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TRIBUNALESEL SINIESTRO, EN JULIO DE 1995, SE ATRIBUYE A LA FATIGA DEL CHÓFER

Francia juzga al conductor y a los dueños de un autocar alicantino en el que murieron 22 viajeros

El Tribunal Correccional de Nimes (Francia) abrió ayer el juicio por homicidio involuntario contra el conductor y los propietarios del autobús de la empresa Monllor de Alicante que el 10 de julio de 1995 sufrió un violentísimo accidente en el que perdieron la vida 22 pasajeros y otros 18 resultaron gravemente heridos. Tanto el chófer, Salvador Reche Sánchez, como su ayudante y segundo conductor, Juan Martín, acusan a los propietarios de la compañía, Juan Manuel Monllor Lillo y Vicente Picó García de forzarles a trabajar por encima del máximo de horas autorizadas. El ministerio público, que sostiene que el conductro se durmió al volante, podría solicitar hasta dos años de cárcel para cada uno.

Según los testimonios de los conductores, ninguno de ellos llegó a pasar una noche entera fuera del autobús en los 10 días que llevaban en la carretera cubriendo el trayecto Alicante-Amsterdam-Alicante. Según esta versión, desde el 29 de junio y hasta la fecha del accidente, los conductores cubrieron más de 9.000 kilómetros prácticamente sin interrupción, sin cumplir el descanso semanal de 36 horas ni respetar las ocho horas de parada por cada 30 de trabajo que estipula la reglamentación comunitaria. Tras el accidente, atribuido a la fatiga del chófer, la policía francesa descubrió que los dispositivos que dan fe de la velocidad y de las horas de conducción habían sido manipulados en varias ocasiones. Los familiares de 32 de las víctimas, españolas en su mayoría, pero también belgas y holandesas (todos jóvenes de entre 16 y 25 años) se han personado en la causa como acusación particular. El accidente, el más grave ocurrido en Francia desde hace 16 años, se produjo a la 1.15 de la madrugada, cuando el autocar, un Scania de dos pisos que cubría el trayecto Amsterdam-Barcelona, circulaba a 109 kilómetros por hora por la autopista A-9 a la altura de Roquemaure, en el departamento de Gard, cerca ya de la frontera española. Lanzado a una velocidad superior a la autorizada en ese tramo, el autocar chocó con un remolque que salía en ese momento de un área de descanso y después de varios volantazos fue a empotrarse en la mediana de la autopista antes de desplomarse sobre un costado. Algunos de los pasajeros salieron despedidos, pero otros sufrieron una muerte atroz, aprisionados en el amasijo de chatarra. De los muertos, 15 eran españoles, cinco franceses, un belga y un holandés. Volantazo mortal Según informó Efe, el abogado francés Christian Barnouin, al que acompaña su colega española Eva Albert, señaló, antes de entrar en el tribunal que examinará el caso hasta el próximo viernes, que el conductor del autocar no se durmió al volante: "Tuvo que dar un volantazo para evitar el remolque de un camión que salía del área de servicio de Roquemare", explicó el abogado. El autocar fue contratado por la empresa valenciana Star Bus a la firma alicantina Hermanos Monllor, ubicada en San Vicente del Raspeig (L"Alacanti). Tanto Reche como los gerentes de la empresa de transportes están procesados, según informó el diario francés Le Midi Libre, por "homicidio involuntario, heridas involuntarias, exeso de velocidad, desaparición de discos de control, ausencia de descansos reglamentarios y circulación con vehículo no homologado". Mientras, la Federación de Transportes de Alicante defendió ayer en todo momento la inocencia de chófer, según informa Ezequiel Moltó. La patronal de los transportistas alicantinos atribuye el origen del siniestro a la "negligencia de un camionero francés", niega que el vehículo alicantino no estuviera homologado así como que los conductores no cumpliesen los descansos estipulados.

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