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Entrevista:Elisabeth Guigou | Ministra de Justicia francesa

"El sistema de cuotas para inmigrantes me parece peligroso"

A medida que ha avanzado la legislatura, la ministra de Justicia francesa, Elisabeth Guigou, ha ido erigiéndose en una de las principales figuras del Gabinete de la izquierda plural. Tal y como ha demostrado en los duros debates parlamentarios a los que ha sido sometida, esta mujer de 52 años, casada, madre de un hijo, alberga, bajo su fría apariencia y su aire melancólico, una espíritu altamente combativo. Europeísta militante desde siempre, Guigou se muestra hoy sumamente inquieta por el incipiente estado de la construcción judicial europea.

Pregunta. Usted viene insistiendo en la urgencia de construir un verdadero espacio judicial europeo. ¿Es que la creación del Tribunal de Justicia Europeo y la profundización y extensión de los acuerdos bilaterales no cubren suficientemente las necesidades actuales? Respuesta. Desde luego que no. Los Estados nos vemos impotentes ante la criminalidad organizada y no somos capaces de responder a la exigencia creciente de seguridad de los europeos. Por no tener, no tenemos ni un esbozo de perspectiva. No sabemos qué aspectos del derecho deberíamos unificar, dónde situar los límites de esa arquitectura judicial que para ser eficaz debe ser centralizada en parte y descentralizada en lo esencial. Está todo por hacer y lo peor es que ni siquiera hemos llegado a una reflexión estratégica.

P. ¿Por qué?

R. Digamos que las energías han estado concentradas en la creación del euro. Lo que yo digo es que las grandes ideas de la construcción europea deben ser ahora la seguridad y la libertad, los asuntos que afectan simultáneamente a los principios democráticos, a la ética y a la vida cotidiana.

P. ¿Tan preocupante es la situación creada por la criminalidad organizada?

R. El dinero de la droga circula actualmente por la Europa sin fronteras a la velocidad de la luz, mientras nosotros andamos con organismos bilaterales y comisiones rogatorias. ¿Sabe usted que los beneficios anuales de la criminalidad organizada en el mundo ascienden a unos 500.000 millones de dólares [algo más de 70 billones de pesetas]? Son cifras similares a las del comercio del petróleo.

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P. Pero también está la Interpol y todos los mecanismos de colaboración policial.

R. Por sí misma, la Interpol no resolverá el problema, y además, ¿qué tipo de Europa vamos a crear? Somos países democráticos, así que debemos poner a la policía al servicio de los jueces.

P. ¿No sirven para gran cosa las reuniones bilaterales o trilaterales como la que mantendrá con sus colegas española e italiano el próximo lunes 25 [hoy] en Madrid? R. Están muy bien, hacemos progresos, pero lo que nos hace falta es encontrar una respuesta comunitaria. A ese nivel ni siquiera hemos llegado a definir qué es una organización criminal.

P. ¿Los paraísos fiscales que existen en Europa tienen tanta importancia desde el punto de vista del blanqueo de dinero?

R. Sí, son importantes. Casi todos los países europeos tenemos un paraíso fiscal al lado.

P. ¿Qué propone usted?

R. Los Gobiernos debemos instaurar con urgencia una tasa aunque sea mínima a todos los depósitos financieros en Europa para poder saber de dónde viene el dinero. Debemos regular mejor el levantamiento del secreto bancario para facilitar la tarea de los jueces, debemos hacer que nuestros bancos centrales vigilen mucho más. Debemos también revisar nuestra legislación para eliminar aquellos puntos que facilitan el blanqueo de dinero sucio.

P. ¿Hasta dónde debería llegar la armonización comunitaria de las leyes?

R. No hace falta que armonicemos todo. Yo no quiero que la Comisión me diga cómo debemos regular el divorcio o el aborto, por ejemplo, en Francia, pero sí que podamos resol ver conjuntamente los problemas de la tutela de los hijos de padres separados de distintas nacionalidades. Hay que estudiar qué cambios son necesarios en los derechos civil y penal, qué asuntos de ramificaciones europeas deben quedar en manos del juez nacional o pasar a la instancia comunitaria.

P. Usted ha expresado públicamente su satisfacción por el arresto del general Pinochet, pero, dígame, ¿Francia aspira a obtener la extradición del ex dictador?

R. Si la Cámara de los Lores le levanta la impunidad y si el Gobierno del Reino Unido acepta la extradición, nos parecería normal que la demanda española fuera satisfecha prioritariamente, de acuerdo con los convenios internacionales. Las diligencias francesas pueden incorporarse a las españolas porque tampoco se trata de que los procesos contra él se multipliquen por Europa.

P. ¿Y qué opina de las denuncias contra Fidel Castro que la hija del coronel de La Guardia y otras personas han presentado en Francia? ¿Se puede establecer una equiparación entre los dos casos?

R. Es evidente que las denuncias están, de hecho, inspiradas en el caso Pinochet, pero yo no voy a dar ninguna opinión política al respecto.

P. Francia se encuentra traumatizada por la rápida extensión de la violencia juvenil. ¿A qué conclusiones han llegado los expertos de su ministerio que han hecho el primer balance de la lucha contra la violencia callejera?

R. La situación es grave, efectivamente. Hay una progresión continua de la violencia desde hace unos años, y cada vez la protagonizan elementos más jóvenes. Cada vez hay más gente atrapada en los circuitos del tráfico de droga, jóvenes que luego son difíciles de recuperar para la sociedad por que se acostumbran a vivir con un dinero fácil. Pero establecido esto, conviene mantener el sentido de la realidad y no exagerar un problema que yo y el Gobierno en conjunto nos tomamos muy en serio.

P. ¿Qué criterios aplica su ministerio en este terreno?

R. El primero es que ningún acto de delincuencia por pequeño que sea debe quedar impune. El segundo es que hay que combinar la educación y la represión porque en estos casos, todos lo sabemos, una educación exitosa es una mezcla de diálogo y de sanciones. El tercero es ser eficaz, la solución debe ser coproducida por todas las instancias del Estado, desde la justicia, a la policía, pasando por la sanidad, la asistencia social, etcétera.

P. ¿Qué reflexión le suscita el hecho de que buena parte de la delincuencia juvenil esté protagonizada por hijos de inmigrantes?

R. Efectivamente, no podemos cerrar los ojos a ese problema, olvidar que en esas familias se concentran muchas veces los problemas de la pobreza, precariedad y toda suerte de dificultades. Hay que hablar claramente de esas cosas, admitir que muchas veces esos jóvenes se sienten relegados, que hay que ofrecerles perspectivas de integración, que, aunque felizmente no estamos como en Estados Unidos, también en Francia tenemos guetos.

P. ¿Qué más van a hacer, aparte de alejar a los menores reincidentes de sus barrios? ¿Van a volver a los reformatorios? ¿Hace falta cambiar las leyes?

R. Hay que alejar de sus barrios a los jóvenes más conflictivos, disponer de brigadas policiales para los menores, crear nuevas estructuras y desarrollar las existentes. No, no hace falta cambiar las leyes, ni tampoco volver a los correccionales porque creo que no es ahí donde los jóvenes adquieren el sentido de la responsabilidad. Para los pequeños actos de delincuencia hemos creado la figura del delegado del fiscal, que convoca inmediatamente al joven y a sus padres para advertirles o sancionarles, según los casos. Tenemos los hogares en los que los jóvenes reincidentes están sujetos permanentemente a la educación y vigilancia de los educadores.

P. ¿Cuáles son los principales puntos de fricción con su colega de Interior, Jean-Pierre Chevénement?

R. Estamos de acuerdo en casi todo, salvo en lo que se refiere al encarcelamiento de los menores de 1 6 años. Yo creo que no es ésa una solución, pero, ahí estamos, seguimos discutiendo...

P. ¿Personalmente, estaría de acuerdo en la legalización de los inmigrantes en situación irregular?

R. Soy completamente solidaria con la posición del Gobierno, en cuyo seno nadie defiende la legalización indiscriminada de todos los sin papeles.

P. ¿La Unión Europea no debería dotarse de una legislación precisa? ¿Qué piensa del sistema de cuotas de inmigrantes?

R. Indudablemente, tenemos que ponernos de acuerdo sobre los métodos de control de la inmigración. El sistema de cuotas me parece peligroso porque puede conducir a la discriminación.

P. La ofensiva judicial francesa contra el dopaje en el pasado Tour ha dejado estupefactos a muchos españoles. ¿Está de, acuerdo con la forma en que se ha llevado a cabo?

R. Yo he apoyado totalmente a mi colega la ministra de Deportes porque el dopaje gangrena al deporte y porque nosotros tenemos una ley de 1989 que debemos aplicar sin excusas. No tratamos de perseguir a los deportistas, que puede ser incluso víctimas merecedoras en todo caso de sanciones deportivas, sino a aquellos que les suministran la droga y a los que trafican con ella. Esperamos convencer a nuestros socios europeos de que hace falta actuar.

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