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Entrevista:

EDUARDO HARO TECGLEN PERIODISTA "En la guerra civil creíamos estar cambiando el mundo"

Dicen de Eduardo Haro Tecglen (Pozuelo, Madrid, 1924) que fue el primer periodista que viajó a Cádiz tras la célebre explosión. Redactor de Triunfo y actual columnista diario y crítico teatral en EL PAÍS, es Premio de Periodismo Derechos Humanos y entre sus libros cabe destacar El niño republicano e Hijo del siglo. Recientemente pasó por la capital gaditana para participar en el ciclo Al filo del Milenio. Pregunta. A veces se intuye en sus palabras cierta nostalgia. ¿Piensa que cualquier tiempo pasado fue mejor? Respuesta. No. Todo va a mejor, dentro del pequeño círculo en el que nos movemos. La vida ha ido progresando: las casas, la comida, la medicina. La nostalgia que tengo es de mí mismo. Yo estaba encantado de ser jovencito. P. ¿Se atreve a hacer premoniciones para el siglo que viene? R. Yo no suelo tenerlas. Si las hubiera tenido, mi vida habría sido más fácil. P. ¿Adivina al menos qué papel desarrollarán los medios de comunicación? R. Hay una gran cantidad de información, mayor pluralidad. La abundancia no me asusta, lo malo es la escasez. Pienso que la libertad de prensa no debe ser cosa de los periodistas, sino de quienes la reciben. Si al mismo tiempo hubiera un conocimiento, una universidad, unas escuelas que preparen al ciudadano, al ciudadanito, sería ideal. P. ¿La prensa crea monstruos? R. Siempre ha habido personajes pintorescos y pequeños gánsteres. P. Pero quizá no hayan tenido la capacidad de movilizar masas. R. ¡Cómo no! Un bandido como Giuliano, en Sicilia, cuando lo mataron fue un duelo nacional. A lo mejor la información está cambiada en el saqueo de Numancia, o en el asesinato de Abel. Lo grave es que estamos repitiendo las mismas fórmulas. Lo de Argelia es prehistórico. Al menos, tengo la sensación de que ha cambiado la conciencia sobre la guerra. Ya no está sacralizada, ya no es el oficio de la nobleza. Al menos, la hemos desprestigiado. P. ¿Veremos la asunción de la idea de Oriente por Occidente, libre de los prejuicios imperantes? R. No tendremos más remedio. El proceso actual es el de reducción de los núcleos: los países que no comen se multiplican, nosotros reducimos la natalidad. La acumulación de riquezas y el desarrollo de la miseria van a seguir. El principio de la guerra en el tercer mundo arranca con la descolonización, cuando los abandonamos porque no necesitamos su mano de obra ni sus materias primas. Ahora queremos que no vengan, que no nos coman. Cuando dicen que en el mundo hay posibilidades para que todos vivan... las ha habido siempre. P. ¿Qué momento histórico y qué país se ha acercado más a sus ideales? R. La guerra civil, aunque sea una atrocidad. En mi vida, y en la de muchos otros, existía la sensación de que estábamos cambiando el mundo.

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