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Los milagros de Juan y Constantino

"De cada cinco pesetas, a veces, saco 25", afirma Constantino Romero, joven abogado sevillano, de 32 años, recientemente premiado por el Club Internacional del Libro por su labor voluntaria con la infancia desprotegida. Romero se ocupa "de todo el papeleo" y de recaudar fondos de forma altruista para la asociación La Sonrisa de un Niño que acoge gratuitamente, de 9 de la mañana a 6 de la tarde, a 60 niños, entre cero y seis años, hijos de madres marginadas. Como él, el también sevillano Manuel Font, ha sido premiado. Padre de dos hijos, 48 años, y empleado en la empresa de armamento Santa Bárbara ha recibido este galardón, denominado Premio al Voluntariado, para el que fueron seleccionadas más de 1.000 personas. "Lo que son las cosas", dice Manuel, "resulta paradójico que yo, que deseo la paz y ayudar a los demás por encima de todo, tenga que ganarme la vida fabricando tanques". Manuel Font creo en marzo de 1996 el centro ocupacional Niños con Amor. Lo primero que hizo fue unos talleres para personas discapacitadas mayores de 21 años. "El alumnado de educación especial que al cumplir esa edad deja el colegio", cuenta Font, "se queda sin un sitio a donde ir. Para estos jóvenes, con alto nivel de discapacidad, resulta muy duro encontrarse de pronto encerrados en casa, sin nada que hacer, o sin poder ver a sus amigos de todos los días." Font, después de dos años y medio de esfuerzo, tiene ya 5 talleres funcionando (marquetería, construcción de lámparas, decoración y flores secas, escayola, y costura) a los que acuden de 9 de la mañana a 4 de la tarde 75 jóvenes entre 21 y 41 años. Además, ha creado una Unidad de Día, en la que los discapacitados más profundos reciben clases de relajación y tratamiento con musicoterapia. En el proyecto de Font trabajan 15 personas y el presupuesto anual es de 25 millones de pesetas. Ni Constantino Romero ni Manuel Font reciben ayuda oficial. Romero explica que con las 500 pesetas que pagan los quinientos socios que tiene la guardería que fundara la ex monja de clausura Adoración Hernández, "Dori", hace milagros. Ninguno de los dos entiende como la Administración, o los políticos, les ignoran "cuando somos nosotros, las asociaciones, las que les estamos resolviendo muchos de los problemas sociales que hay ahora mismo". E insisten: "Creemos que los políticos deberían ser más perspicaces... Claro que, los niños, no votan". Las 500.000 pesetas que cada uno de ellos ha recibido como premio, apenas les alcanzan para tapar algún pequeño agujero. "Pero nos estimulan para seguir peleando", dicen. "Y nos dan mucho ánimo para llevar adelante nuestros sueños". Manuel Font tiene ya a su disposició, en el término municipal de Sevilla, un solar de 2.600 metros cuadrados, donde construirá, "cuando reuna los 300 millones que necesito", un centro ocupacional y una residencia que ha denominado Fundación de Ayuda a la Integración Laboral de Discapacitados (FALDA), de la que tiene ya su maqueta. Por su parte, también Constantino Romero tiene sus sueños. También él dispone ya de una parcela de más de 2.000 metros cuadrados en Sevilla Este, facilitada por el ayuntamiento. En ellos Romero piensa construir, "si los ánimos y las fuerzas no me fallan", un centro de acogida para mujeres maltratadas, una guardería para los hijos de madres marginadas "y unos talleres en los que estas mujeres puedan aprender un oficio, aunque sea de forma rudimentaria", concluye.

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