Dinamiteros
ADOLF BELTRÁN Más que desaconsejable, es peligroso confundir la prisa con la inteligencia, la agresividad con la eficacia y la prepotencia con la astucia. De todas esas virtudes dieron muestras Eduardo Zaplana y el PP la semana pasada, cuando trataron de dinamitar a sus socios de gobierno, los regionalistas de Unión Valenciana, en una operación combinada en la que María Ángeles Ramón-Llin, consejera de Agricultura, abandonaba el partido pero conservaba su cargo y todo el aparato mediático, con Canal 9 a la cabeza, vaciaba sobre Héctor Villalba y sus correligionarios un buen pozal de lodo. La acometida falló y la figura de Zaplana quedó bastante maltrecha. Ocurrió, además, en muy mal momento, con tanta expectativa como hay abierta ante el inminente congreso estatal del PP. La voladura de UV a manos de sus propios aliados en la Generalitat ha sido un fiasco. Si intentaba arrojar a los regionalistas fuera del Consell, humillados y divididos al perder su papel de parásitos, para que las tropas populares alcanzasen así la mayoría absoluta en las elecciones de junio, quienes han salido malparados son los dinamiteros. Mientras Zaplana trataba de quitarse de encima a UV, anclada en su piel como una garrapata insaciable, en Menorca, Jordi Pujol suscribía con el presidente balear, Jaume Matas, un acuerdo para la difusión pública de la señal de TV-3 en las islas similar al que firmara unos días antes el presidente valenciano. Preguntado por la posibilidad de una cesión mutua de emisiones entre las televisiones catalana y valenciana, Pujol se limitó a reconocer los esfuerzos de Zaplana y a recordar que la unidad de la lengua sigue siendo su preocupación fundamental. Ponía así el dedo en la llaga del paralizado pacto lingüístico y astutamente insinuaba off the record que, con la que cae, a lo mejor no conviene que él y Zaplana se encuentren en Alicante dentro de unas semanas, como estaba previsto. Para acabarlo de arreglar, unas horas más tarde, en Benidorm, el director general de Urbanismo reconocía que Terra Mítica, el emblemático parque de atraccciones inicialmente prometido para el próximo verano, no podrá abrir hasta el año que viene. Siete días de enero han desdibujado el perfil del líder popular. Seguro que no le gusta a Zaplana la imagen chamuscada que de pronto se empeña en devolverle el espejo.
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