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Entrevista:LAURENCE COUTEAUXCALÍGRAFA

"En Madrid es difícil hallar salas para exponer caligrafía"

Si la invención de la imprenta en el siglo XV acabó con la actividad de los monjes copistas, la generalización del ordenador y el correo electrónico ha terminado de desterrar la tradición epistolar y el manejo de la pluma. Recuperar el arte y el placer de la escritura fue lo que movió a Laurence Couteaux (Pau, Francia, 1958) a montar un taller de caligrafía medieval. Su primer contacto con esta minuciosa actividad ocurrió durante una semana dedicada al libro en la ciudad de Poitiers. "En la plaza Mayor encontré a un hombre haciendo demostraciones y me quedé fascinada". Desde entonces no ha dejado de practicar y hace tres años dejó su trabajo como ingeniera aeronáutica para venirse a Madrid a montar su propia escuela.Pregunta. ¿Cuál es el perfil de la gente que va al taller?

Respuesta. En dos años han pasado por él más de 150 personas llegadas de toda España y no hay un perfil concreto. Es gente que tiene curiosidad, suele gustarle el arte o la historia medieval, pero también vienen encuadernadores y restauradores.

P. ¿Se necesita algún don especial para aprender caligrafía medieval?

R. No, sólo interés. Además, en el taller se parte de lo más básico, la confección por cada alumno de su propia herramienta de trabajo, un cálamo o trozo tallado de caña con un grueso corte horizontal en la punta que da a la letra caligráfica su grosor característico.

P. ¿Cuánto tiempo puede llevar su aprendizaje?

R. Si se practica regularmente un día a la semana, un trimestre es suficiente para empezar a disfrutar.

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P. ¿De qué permite disfrutar la caligrafía?

R. Aprender el arte de escribir puede ser algo muy divertido y aportar más cosas de lo que uno cree. La caligrafía es mucho más que la huella de una lengua, es un gesto que no sólo traduce un lenguaje, sino la propia intimidad de cada uno. Escribir es una forma de reencontrarse y de disfrutar de uno mismo.

P. ¿Cómo se siente una francesa en Madrid?

R. Hay un cambio muy grande entre la manera de vivir francesa y española. En lo referente a la cultura, he notado que en Madrid el apoyo oficial falla. Es difícil encontrar salas para exponer. Yo tardé meses en lograr una. En Francia, en cambio, hay más actividad cultural y, sobre todo, más receptividad por parte de la Administración.

P. ¿Qué es lo que más le gusta de la capital?

R. Que no se parece nada a una capital francesa. En Madrid no hay nada de estrés. Para mí es una ciudad muy tranquila y relajada, con mucha vida de barrio y más comunicación entre la gente. Bajas a la calle y hablas con el tendero, algo que no ocurre en París.

Taller de Caligrafía Medieval. Gravina, 9.

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