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Por un momento pensé que mi hija de dos años había cambiado de canal apretando el mando del televisor sin darme cuenta. Sin embargo, no fue así. Se trataba en verdad de lo inimaginable. En medio del telediario de La Primera -la de todos, la pública- a eso de las 15.20, antes del bloque de noticias deportivas vi, como si de un anuncio se tratase, al presentador Pedro Sánchez Quintana haciendo una alabanza del Diccionario ilustrado del siglo XXI, "obra imprescindible y de fácil manejo para toda la familia", y del nuevo Diario del siglo XXI, obras, las dos, interesantes y desde luego atractivas, pero ¡oh, sorpresa!, podemos adquirirlas, ¿saben cómo?, conjuntamente con el diario -tal vez, también imprescindible, pero por supuesto para otros menesteres, véase: conspiraciones, acoso y derribo de líderes políticos- El Mundo.Lógicamente no puedo decir nada más, pero, como verán, ante tan impactante publicidad nada subliminal sólo cabe preguntarse si también otros medios de comunicación tendrán ese mismo trato en la televisión de todos, aunque, a decir verdad, espero que no, que esto sólo lo aplique a aquellos a los que de algún modo les deben favores y así, si se salda la deuda, podamos ver telediarios de todos más imparciales y más democráticos.-