La reina maga de Jerez
Francisca López Partida nunca ha estado en Oriente, jamás ha llevado corona y no ha subido a un camello en toda su vida. Aún así, se puede decir que es colega de profesión de Melchor, Gaspar y Baltasar. Esa mujer, a la que todos en la ciudad conocen por La Tata, ha cumplido estas navidades nueve años al servicio de los niños más necesitados, con un trabajo que lejos de quedarse en Jerez alcanza ya otras ciudades y países, como Perú, donde hace unos meses fueron enviadas, con la colaboración de la ONG Madre Coraje, 30 cajas de juguetes. La Tata se dedica a recoger y arreglar juguetes durante todo el año para repartirlos por los barrios más desfavorecidos cuando llegan estas fiestas. Los juguetes llegan desde todos sitios: amistades, familiares y multitud de ciudadanos anónimos que colaboran cada año en mayor número. Una vez están en su poder, comienza un trabajado proceso de reciclaje que incluye lavado, reparación, recambio de piezas, provisión de pilas, embalado y empaquetado. Francisca, que ha distribuido este año más de 7.000 juguetes, ha logrado reunir a un pequeño grupo de colaboradores que le ayuda cuando vienen las fiestas, aunque reclama mucho más apoyo: "Necesito mucha ayuda y, además, un local donde yo los pueda tener para arreglarlos, porque pierdo mucho tiempo desde mi casa al sitio donde los guardo", dice Francisca, que se confiesa incapaz de poder afrontar en solitario todo el trabajo que se le acumula. Los miles de muñecos y juguetes que La Tata ha conseguido reunir durante 1998 estuvieron expuestos hasta poco antes de fin de año en un céntrico local de la ciudad. La muestra, que fue visitada por muchísimas personas, tenía como objetivos difundir aún más la labor que realiza Francisca y sensibilizar a todos aquellos que pudiera colaborar tanto con juguetes, como con su trabajo en el almacenamiento y reparto de los mismos, que se efectúa a través de las Hermanitas de la Cruz, Cáritas y varios colegios de Jerez y sus pedanías. Los motivos que empujaron a esta mujer a entregarse por y para los niños hay que buscarlos, precisamente, en su infancia: "Yo nunca tuve juguetes y no quería que ningún niño pasara por lo mismo", comenta La Tata mientras empaqueta una muñeca. "Además, no hay nada que me alegre más que ver sus caras cuando abren los regalos en un día tan señalado como el de Reyes", sentencia. A pesar de todo, Francisca se queda sin ver a la gran mayoría de los niños que reciben sus juguetes, ya que habitualmente se avisa a los padres el día 5 de enero para que los recojan en un lugar determinado. Han transcurrido apenas unas horas desde que se llevaron los últimos juguetes para el reparto y La Tata ya está trabajando en los del año que viene en su local de la calle Pizarro, un lugar que, sin duda alguna, sería un auténtico paraíso para cualquier niño. Francisca ya tiene trazados sus proyectos para 1999. "Quiero enviar más cajas a Perú porque, aunque aquí hay muchos necesitados, allí son más pobres todavía y algunos niños no han visto un juguete nunca". La Tata confiesa que hace poco tuvo una de sus mayores alegrías cuando recibió una foto de una niña peruana con una muñeca de las que ella había arreglado y enviado hasta el continente americano. Francisca, con más de 70 años a sus espaldas, se muestra incansable y asegura que seguirá echando una mano a Sus Majestades de Oriente cada vez que se acercan estos días y mientras el cuerpo aguante.
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