Un francotirador hiere de un disparo al conductor de un vehículo que circulaba por una avenida de Lleida
La policía de Lleida ha iniciado las pesquisas para identificar y detener al autor del disparo que el sábado por la noche hirió al conductor de un vehículo que circulaba por la avenida de Tarradellas, en las proximidades de un campamento municipal en el que residen una treintena de familias. La víctima, que sufrió heridas en un hombro y en una mano, fue dado de alta ayer tras ser atendido en el hospital Arnau de Vilanova. El incidente se produjo pasadas las ocho de la tarde, cuando el abogado Joan Brussau, de 37 años, jefe de inspección de la oficina de recaudación de la Diputación de Lleida, se dirigía a su casa tras haber pasado la tarde con su familia en el parque infantil Cucalocum, en los Camps Elisis. Al llegar a la altura de la plaza de la Sagrada Família, el vehículo fue alcanzado por el disparo de un francotirador, probablemente efectuado con una escopeta de caza. El proyectil, tras destrozar el cristal de la ventanilla izquierda, impactó en el hombro y en una mano del conductor, y se incrustó en el salpicadero. Su mujer y su hijo, de un año, resultaron ilesos. Al notar el impacto de la bala en su cuerpo, Brussau aceleró y se dirigió a una gasolinera cercana de la N-II, donde pidió ayuda a un empleado. El herido fue trasladado al hospital; mientras, la policía analizaba el proyectil e iniciaba las investigaciones para esclarecer el suceso. Ésta no es la primera vez que un automovilista resulta tiroteado en la misma calle, por lo que la policía cree que hay un francotirador, posiblemente un demente o un gamberro, que se entretiene haciendo puntería con los coches que pasan por la calle. La semana pasada, hacia la misma hora, el cristal trasero de una furgoneta en la que viajaban varias personas quedó hecho añicos a causa del impacto de una bala de pequeño calibre que pasó rozando las cabezas de los ocupantes del vehículo. En aquella ocasión nadie resultó herido y el conductor tampoco advirtió que se trataba de un disparo de escopeta hasta que al día siguiente acudió a un taller mecánico para sustituir el vidrio roto.
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