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El PP suma y la izquierda se divide

Enric Company

El acceso de los conservadores al Gobierno de España en 1996 ha tenido en Cataluña la virtud de sacar al PP de la irrelevancia política en que se hallaba. El fichaje de Josep Piqué, que hasta su entrada en el Gobierno presidía el prestigioso Círculo de Economía, le ha permitido clavar una pica en pleno corazón del territorio social convergente. Todo indica que esta nueva situación del PP va a tener traducción electoral. Las elecciones legislativas de 1977 y 1979 mostraron que el techo de la derecha no nacionalista está en Cataluña por encima del medio millón de votos. En las últimas autonómicas quedó por encima de los 420.000, lo que indica que tiene todavía margen para crecer. Un crecimiento del PP en las autonómicas puede llevar a Pujol a la derrota y, combinado con un bajón de la izquierda en el Ayuntamiento de Barcelona, puede llevar a Molins a la alcaldía. Si resultara que Piqué tiene también un gancho electoral propio, podría incluso redimensionar a la baja el papel de CiU como bisagra en el Parlamento español.Los herederos del PSUC, Iniciativa per Catalunya-Els Verds (IC-Verds), culminaron hace un mes una operación complicada. Pasaron de ser el partido de los comunistas catalanes a constituirse en formación ecosocialista. Aspiran ahora a ejercer en Cataluña el papel de los partidos rojiverdes europeos, pero lo tienen difícil. El ecologismo es en Cataluña políticamente muy inmaduro, está fraccionado y se mueve en clave antisistema.

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Sector comunista

Una parte del precio pagado por IC para esta evolución fue asumir la ruptura con el sector comunista refractario a los cambios. Se tradujo en la ruptura de Izquierda Unida (IU) con IC y la consiguiente escisión del sector anguitista de IC, que en mayo de 1998 constituyó Esquerra Unida i Alternativa (EUA) y ahora se apresta a disputarle el espacio electoral a IC-Verds.

En Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) están entusiasmados ante la posibilidad de afrontar el ciclo electoral con dinero en la caja, gracias a la ley de retorno del patrimonio requisado por el franquismo a los partidos que el PNV le ha sacado al Gobierno Aznar. Si resultara cierto que el dinero es tan importante para las campañas electorales, en 1999 puede servir para colocar a los republicanos en el papel de bisagra.

De ERC se desgajó en 1996 el ala del partido dirigida por Àngel Colom y Pilar Rahola, para formar el Partit per la Independència (PI). Desde entonces trata de hacerse un hueco entre el pujolismo y la propia ERC: una batalla perdida. Colom aparece cada vez más como un eco de Pujol, mientras que Rahola mantiene la mayoría de izquierda en el Ayuntamiento de Barcelona.

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