Núñez desconfía de Cruyff y rechaza de momento rectificar
El discurso de fin de año del presidente del Barça, Josep Lluís Núñez, mantuvo el mismo tono que sus últimos comunicados remitidos a la agencia Efe. Olvidada la perspectiva institucional, Núñez personalizó su mensaje y aseguró que desconfía de Johan Cruyff; calificó a la oposición de "poco democrática" y acusó a la prensa de ser más condescendiente con las actitudes críticas que con las declaraciones de la junta directiva, y frente a un discurso que llama "seudonacionalista", defendió la calidad de la plantilla -"la mejor de la Liga"- como argumento para confiar en que el equipo "haga disfrutar".
Núñez afirma en su discurso anual remitido a Efe que está dispuesto a reorientar su relación con Cruyff: "Deseo abrir realmente una nueva etapa". Pero, acto seguido, recuerda al ex técnico del Barça que "no se puede estar en misa y repicando"."A Cruyff le ofrezco la posibilidad de establecer un diálogo que vaya más allá de sus dos partidos de homenaje, porque creo que la unidad y la tranquilidad han de ser buenas para el club", argumenta el presidente del Barça. "Mi disposición a buscar la paz es total", prosigue, "pero otra cosa es si Cruyff, mal aconsejado, busca con estas ofertas un hipotético desgaste de la presidencia del club; entonces mi posición será de no permitirlo".
Y como epílogo descarta la posibilidad de rectificar las acusaciones que lanzó sobre Cruyff, condición sin la que el holandés se niega a sentarse en la mesa de negociaciones."Esta cuestión ha sido fallada una vez por el juez", apunta el mandatario barcelonista, "y no le han dado la razón".
"Cruyff tiene que defender que había dinero en caja para fichar cuando llegó al club o aceptar que al hacerse cargo del equipo los jugadores ya estaban fichados, con lo cual debería admitir que la plantilla del dream team se la diseñó otro", concluye Núñez. "Y cuando se fue también había mucho dinero en caja porque, por desgracia, durante sus dos últimas temporadas como entrenador nos ahorramos mucho dinero en primas".
El presidente invita, además, al optimismo, de acuerdo con la tesis presidencial: "1998 ha sido bueno, porque hacía 39 años que no se lograba el doblete, un buen pórtico para el centenario". Entiende Núñez que la crispación existente obedece a que desde algunos sectores opositores se quiere "agitar las aguas del barcelonismo", y "no les importa hacerlo a media temporada, porque hay una pequeña minoría que confiesa su deseo de que el Barcelona pierda, como medio para hacerse con el club".
Para Núñez, quienes no aceptan el resultado de unas elecciones "son poco demócratas", y por otra parte atribuye el descontento entre la afición por la mala marcha del equipo y la eliminación europea a "la plaga de lesiones", producto del Mundial 98, y a la complejidad del grupo de clasificación para la Liga de Campeones, así como a la anulación de dos goles legales, uno de Anderson, contra el Manchester United, y otro de Giovanni, frente al Bayern de Múnich. "El juego mejorará en calidad", anuncia, "porque existe más calidad que en ninguna otra plantilla de la Liga española. Hay, además, espíritu de trabajo, y la confluencia de ambos elementos hará que el equipo nos haga disfrutar".
El presidente del Barça defiende también "la buena gestión económica" y la "honradez" de la directiva en el manejo de los caudales. "Los medios de comunicación", puntualiza, dando a entender un trato de favor respecto a la oposición, "publican sus informaciones con el mismo nivel de importancia que las que emite el club. Es una pena, porque dificulta que los mensajes lleguen con claridad".
Insiste Núñez en que las cuentas del Barça son "sin duda las mejores de la Liga", y augura que la labor de L"Elefant Blau, grupo opositor, es "preparar el terreno para alguien que no quiere dar la cara". Defensor de su modelo de gestión -recuerda que el Manchester United ha perdido su independencia-, el presidente reitera que el fichaje masivo de holandeses obedece a que son futbolistas "más asequibles". "Eso no va a ser siempre así y, dando prioridad a la cantera, nos adaptaremos al mercado", matiza. "Éstas son las razones que introducen un discurso seudonacionalista en esta cuestión, que me parece anclado en un tiempo desfasado y antieuropeísta".
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