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Blair impone silencio a sus ministros sobre el "caso Mandelson"

Enfrentado a la peor crisis de credibilidad desde su llegada al poder, hace 20 meses, el Gobierno laborista de Tony Blair impuso ayer a su Gabinete el silencio oficial para evitar filtraciones interesadas e impedir así que el llamado caso Mandelson siga generando munición política para sus adversarios conservadores y sectores descontentos dentro de su propio partido.El mensaje fue claro: ningún funcionario del Gobierno debe aportar datos o teorías acerca del embrollo que causó la dimisión de Peter Mandelson, el poderoso ministro de Comercio, y de Geoffrey Robinson, el ministro del Tesoro. Esas dimisiones se produjeron tras la revelación de que Robinson hizo un préstamo personal de 373.000 libras esterlinas (casi 90 millones de pesetas) a Mandelson para que se comprara una casa en el barrio londinense de Notting Hill. Fue un pacto que Mandelson, arquitecto del apabullante triunfo electoral laborista, no declaró al asumir funciones ministeriales. La oposición tory ha denunciado el episodio como "otro ejemplo más de la política de amiguismo que emana de Downing Street e impulsa el nuevo laborismo".

Jack Cunningham, el hombre a quien Blair nombró como el ejecutor de sus órdenes al Gabinete ministerial, confirmó indirectamente ayer que las revelaciones del préstamo -un asunto que técnicamente no es ilegal, pero que resulta muy perjudicial para la imagen de Blair, que prometió total transparencia- reflejan feroces entredichos y rivalidades en el campo laborista.

Vieja guardia laborista

Los daños sufridos por el Gobierno, dijo Cunningham, eran atribuibles a filtraciones "desautorizadas" de algunos miembros del Gobierno, y advirtió que éstas no serán toleradas en el futuro. Cunningham hizo esa declaración horas después de que Blair y su familia volaran a las islas Seychelles para pasar las vacaciones de fin de año y mientras la oposición conservadora clamaba por una investigación a fondo de la conducta de los dos ministros dimisionarios y las posibles ramificaciones del affaire.La primera persona que ha sido veladamente acusada de haber destapado el caso Mandelson es Charlie Whelan, el dinámico jefe de prensa del canciller del Exchequer, Gordon Brown.

La rivalidad entre Brown, más próximo a la vieja guardia del laborismo que al new labour de Blair, y el primer ministro no es un secreto. En un esquemático artículo titulado ¿Quién odia a quién dentro del New Labour?, el tabloide más popular del Reino Unido, The Sun, decía que Brown "no puede apreciar a Mandelson" y que eso es mutuo. "Tony Blair siempre supo que había un botón para su autodestrucción en el seno mismo de su Gabinete y ahora muchos temen que lo ha apretado", dijo The Sun. El diario The Independent abrió su edición con la noticia, a toda plana, de que algunos ministros van a "desafiar" a Blair para que explique la dirección que piensa dar al Gobierno tras el caso Mandelson.

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