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El degollamiento de 19 civiles rompe la aparente calma del Ramadán en Argelia

Los argelinos parecían haberse olvidado del miedo en los primeros días del Ramadán, el mes sagrado musulmán, que empezó el pasado día 19. El tradicional regocijo de las comilonas nocturnas regresaba con fuerza entre una población agobiada tras seis años de violencia, y sin que apenas llegaran noticias de atentados. Pero en la noche del domingo, poco después del fin del ayuno, los gritos de los degollados volvieron a oírse en una aldea: 19 civiles, entre ellos 11 niños, fueron asesinados por un grupo armado islamista en Beni Amran, 120 kilómetros al oeste de Argel.

Los servicios de seguridad argelinos se limitaron a informar lacónicamente de la muerte de 16 civiles, aunque fuentes hospitalarias de la región de Ain Defla, donde se produjo el ataque, elevaban a 19 el número de víctimas mortales. El más grave brote de violencia en lo que va de Ramadán sorprendió a los campesinos de Beni Amran poco después de la caída de la noche del domingo. Un grupo formado por una treintena de hombres armados rodeó la localidad antes de irrumpir casa por casa en busca de guardas comunales, los civiles armados por el Gobierno en que constituyen un verdadero somatén en la lucha antiterrorista.Los relatos de los supervivientes coincidían en describir un escenario de terror que se prolongó durante al menos dos horas. Benfriha Lajdar logró escapar con algún rasguño de la carnicería, pero su mujer y sus 10 hijos cayeron degollados. "Los mataban al azar", explicaba con la voz temblorosa. Su vecino Buyazgua Mohamed tuvo más suerte. Su familia pudo ocultarse antes de que llegaran los atacantes.

Cuando los soldados se presentaron en Beni Amran los agresores ya habían huido. Casi todas las fuerzas de seguridad de la zona se habían concentrado en la vecina localidad de Jemis Miliana, donde poco antes otro grupo armado había abierto fuego con morteros de fabricación artesanal. Al menos 26 personas resultaron heridas por la metralla y varias casas quedaron destruidas mientras la población se dirigía a las mezquitas para cumplir con los rezos del mes sagrado. La maniobra de distracción surtió efecto y, mientras unidades militares apoyadas por helicópteros artillados peinaban los montes cercanos a Jemis Miliana, la aldea de Beni Amran quedaba completamante desprotegida.

Los argelinos han identificado en los últimos años el periodo del Ramadán con sucesivas explosiones de violencia. Una ola de atentados con coche bomba marcó el mes de ayuno y oración hace dos años, y entre 1.200 y 1.500 personas fueron asesinadas en el inmediatamente anterior. En los primeros 10 días del actual Ramadán, que han coincidido con la Navidad cristiana, han perdido ya la vida en acciones violentas al menos 33 personas.

Los argelinos, sobre todo los habitantes de la capital se habían sorprendido por la aparente calma con la que se desarrollaba hasta ahora el Ramadán. El bullicio de los cafés del centro de Argel se prolongaba hasta bien pasada la medianoche, cuando habitualmente las calles se quedan desiertas a partir de las ocho de la tarde.

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Mientras el terror y la crisis económica siguen golpeando la vida cotidiana de los argelinos, la clase dirigente se prepara para las elecciones presidenciales del próximo mes de abril, anticipadas en más de un año a raíz de la retirada del poder del exgeneral Liamín Zerual, anunciada hace tres meses.El ex primer ministro Mulud Hamruch, de 55 años, que dirigió la efímera transición democrática argelina entre septiembre de 1989 y junio de 1991, aseguró ayer que iba a presentar su candidatura a los comicios presidenciales. Hamruch, considerado como el líder del ala renovadora del Frente de Liberación Nacional, desafía así a la vieja guardia del antiguo partido único, que designó al ex ministro de Exteriores Abdelaziz Buteflika, de 61 años.

La irrupción de un reformista apartado del poder desde hace más de ocho años coincide con el llamamiento lanzado desde el exilio del Frente Islámico de Salvación a participar en unas elecciones que pueden constituir el comienzo de "una solución política justa en el marco de la reconciliación nacional".

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