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Entrevista:ANDALUCÍA, SIGLO XXI

"Si la integración no empieza por la economía, lo demás no funciona"

Carmen Morán Breña

LUCÍA MILLÁN MOROCATEDRÁTICA DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO Trata de aportar ideas que lleven a Andalucía a un viaje de intercambio por el mundo. No puede, ni quiere, disimular su europeísmo y apoya de forma decidida la cooperación de los países ricos para el desarrollo de los deprimidos. Sus opiniones sobre la inmigración que llega a Europa a través de la comunidad son tan valientes como impopulares.Lucía Millán Moro (Sevilla, 1950) es "una participante más" de la comisión Andalucía en el Mundo (Foro Andalucía Nuevo Siglo), una empresa que le ha dado la oportunidad de "decir lo que piensa" porque "de la discusión sale la luz". Europeísta convencida, Millán no pierde de vista otras fronteras, como la que separa la región del continente africano: una puerta que, a su juicio, puede entrañar algunos problemas si no se controla el paso. Pregunta. ¿Hacia qué lugares del mundo debe mirar Andalucía preferentemente? Respuesta. El trabajo que realizamos se ha estructurado en tres ejes: Europa, Iberoamérica y el Mediterráneo. Europa, nos guste o no, es donde estamos, de donde somos y hay que aprovechar al máximo lo que supone ser miembro del Estado Comunitario. Andalucía es netamente beneficiaria de Europa: si aporta 100 pesetas, recibe 300. Hemos recibido un billón en menos de cinco años. El Mediterráneo se considera una vertiente de Europa. P. ¿Y respecto a la relación con Iberoamérica? R. Andalucía tiene una gran proximidad cultural e histórica con Iberoamérica. A ellos les interesa la vía europea y Andalucía puede canalizar esas relaciones. Nosotros le podemos aportar nuestra experiencia, la manera de aprovechar las ayudas que llegan de la UE. Podemos ser interlocutores válidos porque nuestra situación es, de todas las comunidades de Europa, la más parecida a la de ellos. P. Andalucía es una de las puertas por la que está entrando al continente la inmigración. R. Somos una región periférica y eso tiene ventajas e inconvenientes. El problema de la inmigración, aunque sea impopular, hay que plantearlo de una forma realista. Es muy fácil decir que entre todo el mundo. Pero luego hay que afrontar pensiones, sanidad, Seguridad Social, problemas de empleo y de competencia con el empleo. Desde este punto de vista, lo más inteligente es ayudar al desarrollo de los países del Magreb. Que Europa deje de ser su paraíso soñado. P. ¿Qué debe hacer Andalucía al respecto? R. Debe ayudarles al desarrollo. Por ejemplo, los empresarios podrían canalizar sus inversiones hacia el norte de África. P. Dice que la inmigración puede traer problemas de competencia en el empleo pero ¿no es cierto que los inmigrantes cogen los trabajos que los de aquí no quieren? R. Los de aquí no tienen tantas penurias y pueden dejar pasar algunos trabajos en espera de otros. Sí, es verdad que esos los ocupan los inmigrantes porque no los han querido los trabajadores españoles. Pero algunos tienen estudios y sus hijos también estudian aquí. Cuando tengan sus licenciaturas querrán otro tipo de trabajo. P. ¿Pero eso será a largo plazo? R. Porque lo miramos con la perspectiva española pero en Francia, por ejemplo, ya está pasando. Todo esto puede traer consecuencias si se abren las puertas sin control. P. Hoy por hoy, esos países no han alcanzado el desarrollo deseable y sus ciudadanos todavía se ven obligados a venir, ¿cree que se debería ampliar el cupo de inmigración? R. Es muy fácil decir que se debería ampliar el cupo. A algunos no tenemos más remedio que admitirlos, hay tratados internacionales. Lo que llamamos inmigrantes legales, con todos los papeles en regla, a efectos de trabajo y de otras muchas cosas son iguales que los españoles. P. ¿Por qué al hablar de Andalucía y su relación con el mundo siempre se acaba hablando de economía, fondos europeos, empleo. Y la cultura? R. El dato cultural es importante pero las comunidades europeas se crean basadas en la economía. Lo primero, la economía. Es una idea tomada del marxismo descaradamente. La integración empieza por la economía, si no, las demás estructuras no funcionan. Marx lo dijo más clarito y estos [los dirigentes europeos] menos, pero la economía es la que tiene que tirar del carro. Pero sí es cierto que Andalucía, en su relación con el resto del mundo, tiene mucho que aportar culturalmente. Andalucía no es sólo el dato folclórico, la Feria de Abril, la Semana Santa. Aquí, tradicionalmente ha habido pintores, poetas y hasta grandes músicos, que en España no hay muchos. Y los seguimos teniendo. P. ¿Qué opina de la Fundación de las Tres Culturas, la iniciativa de Chaves para el acercamiento de hebreos, árabes y cristianos? R. Me parece que puede retomarse un contacto genial, no sólo económico sino universitario, cultural. Sirve para potenciar la tolerancia. Esa era la tradición de Andalucía que se ha perdido y es un planteamiento a recuperar. P. En una sociedad que tiende hacia las estructuras supranacionales ¿no se pierde un poco la idea de hablar de la relación de una comunidad con el mundo? R. No. El ente que más puede resentirse con la globalización es el Estado. Los Estados tendrán que replantearse su función. Porque el Estado tiene por un lado la estructura superior por arriba desde donde se toman decisiones que no puede parar ni controlar y por abajo la descentralización. Por algo existe la Europa de las Regiones. P. ¿Y cuál debe ser la función del Estado ante esa estructura social? R. Debe ser una especie de mediador. Debe oír a las regiones y potenciar la participación en las instituciones europeas. En un tema como el asunto del aceite, el Estado debe oír a las autonomías y velar por los intereses de estas. Que se nos oiga en el Comité de las Regiones. Europa ha hecho un esfuerzo por tratar de llegar directamente al ciudadano pero quizá no sabe articularlo bien. P. Es catedrática de Derecho Internacional Público. ¿Qué piensa de la creación del Tribunal Penal Internacional? R. Es un avance importantísimo porque a los Estados les es más fácil aceptar que les juzgue un órgano internacional a que lo haga otro Estado. La inmunidad se justifica por la Soberanía del Estado. Pero en el caso de Pinochet, él no merecía la inmunidad por varios motivos.

"Hay que ayudar al desarrollo de los países del Magreb. Que Europa deje de ser el paraíso"

Lucía Millán Moro Catedrática de Derecho Internacional Público de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla. Directora del Centro de Documentación Europea de la Universidad de Sevilla.

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.

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