El Leganés ni pierde ni convence

El Leganés le ha cogido gusto a salir indemne de todas las batallas, lo que no equivale ni mucho menos a que en su discurso aparezcan demasiadas alusiones al buen fútbol. El conjunto madrileño ha encadenada siete jornadas sin perder, lo que supone un hecho más que meritorio. Y como el fútbol vive tiempos en los que el resultadismo es casi una religión, pues se antoja lógico que Sánchez Duque y los suyos disfruten en momentos de tanta bonanza.Otra historia bien distinta es la que tiene que ver con el buen juego. El Leganés ha salido del pozo y eso es lo que importa. Que ayer no supiera derribar el muro de un equipo que malvivió con uno menos durante una eternidad es lo de menos.

Sin embargo, el Leganés tiene disculpa. Porque es un superviviente, un equipo que no aspira más que a la gloria de los modestos. No así Las Palmas, tan aspirante, tan gallito y, a la postre, tan asustadizo. Una pena. No debió irse sin un castigo que se ganó a pulso, por mucho que la temprana expulsión de Samways, un futbolista de bajos fondos, pueda servirle como atenuante. Si alguien mereció vencer fue el Leganés, que remató de vez en cuando y al que le anularon un gol en el último suspiro. Que trabajó para ganar. Su rival lo hizo para empatar, mandando su condición de equipo grande al vertedero.