Bajo el imperio de Lobanovski
El Dinamo de Kiev monopoliza el fútbol ucranio con el método de su veterano entrenador
En un país que trata de marcar distancias con Rusia, el Dinamo de Kiev es quizá la institución más querida de Ucrania. Su valor rebasa lo deportivo y alcanza lo político. El presidente ucranio, Leónid Kuchma, es el primer seguidor de un equipo que ha dominado la Liga de su país como antes lo hizo en el campeonato soviético: con brazo de hierro.Durante mucho tiempo, los nacionalistas ucranios sólo encontraban satisfacción en las victorias del Dinamo de Kiev en la Liga soviética. La escalada hacia la cima comenzó en los años setenta, bajo la dirección de Valeri Lobanovsky, por entonces un fanático del fútbol total que practicaba el Ajax. Casi treinta años después continúa como entrenador del Dinamo. En este largo periodo de tiempo, Loban [su apodo en Kiev], ha tenido tiempo para dirigir a la selección soviética, Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos, pero su nombre se asocia al Dinamo y concretamente al inolvidable equipo que ganó la final de la Recopa al Atlético de Madrid en 1986.
Aquel Dinamo reprodujo con fidelidad todas las tesis de Lobanovski: el sentido colectivo, la automatización, la posesión de la pelota y su uso inteligente. Por un momento fue una versión delicada del Ajax de los años 70. Y no le faltaban estrellas, como Belanov, Zavarov, Demianenko, Rats y el último Blokhin.
En el actual Dinamo de Kiev, Lobanovski mantiene su férrea autoridad sobre unos jugadores que le temen. Siempre interesado por los detalles, hasta los más íntimos, Lobanovski apunta cualquier dato sobre sus jugadores en un misterioso libro conocido como La Biblia. Desde la independencia de Ucrania, el Dinamo ha monopolizado los títulos en su país. Es un club rico -estrellas como Shevchenko y Rebrov ganan cerca de 100 millones de pesetas al año- que acostumbra a traspasar jugadores durante el largo periodo de descanso invernal. Se da por segura la venta de los defensas Luzniy, al Benfica, y Golovko, al Liverpool. Pero Shevchenko y Rebrov continuarán hasta el final de temporada. El efecto de la falta de competición durante el invierno es el principal problema para un equipo que se distingue por su facilidad para jugar al contragolpe. Lo demás es típico de las ideas de Lobanovski: paciencia y buen trato al balón.
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