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Reportaje:

Sombras sobre Rigoberta Menchú

Un antropólogo de EEUU acusa a la premio Nobel guatemalteca de falsear su autobiografía

La investigación del antropólogo norteamericano David Stoll durante casi una década, plasmada en el libro Rigoberta Menchú y la historia de todos los pobres guatemaltecos, llega a la conclusión de que episodios clave recogidos en la autobiografía de la premio Nobel de la Paz Yo, Rigoberta Menchú, son inciertos, ya que describen "experiencias que ella nunca vivió".Para Rigoberta Menchú, de 39 años, el tortuoso camino hacia la fama mundial comenzó en San Miguel Uspatán, una pobre aldea campesina aislada en una zona montañosa y selvática de Guatemala.

Galardonada con el Premio Nobel de la Paz en 1992, Menchú se ha convertido en portavoz internacional de los pueblos indígenas. Este reconocimiento debe mucho al relato biográfico de su niñez en el seno del oprimido pueblo quiché, publicado en 1983, en pleno conflicto guatemalteco, y todo un éxito de ventas.

Yo, Rigoberta Menchú es una emocionada narración salpicada de violencia, destrucción, miseria y explotación, tan vibrante como una novela de Víctor Hugo. Sin duda, las repercusiones del libro le abrieron la puerta a la concesión del Nobel.

Pero la investigación de Stoll, que incluye entrevistas con más de 120 personas y una amplia consulta de archivos, concluye que la autobiografía de Rigoberta Menchú "no es el relato de un testigo de los hechos, como pretende ser".

The New York Times ha mantenido entrevistas con familiares, amigos, vecinos y antiguos compañeros de estudios de Rigoberta Menchú, de cuyo contenido se desprende que muchos de los principales episodios de su autobiografía fueron inventados o exagerados.

Así, la disputa de tierras que constituye el eje central del libro fue en realidad una pelea familiar entre su padre y parientes de su madre, y en ningún caso la épica batalla contra terratenientes de apellido español que manipularon a los funcionarios públicos para apoderarse de las tierras de los campesinos indígenas. Los testimonios recogidos sobre el terreno confirman que Vicente Menchú, su padre, se enzarzó durante años en una agria controversia con Antonio Tum, tío de su esposa. El entonces alcalde de San Miguel Uspatán, Efraín Galindo, lo constata: "Intenté una mediación [en la disputa familiar], pero nadie quiso negociar un acuerdo".

De la misma forma, nunca existió el hermano menor de Rigoberta Menchú que, según su autobiografía, murió por desnutrición. Nicolás Menchú es en realidad 10 años mayor que Rigoberta, y vive, sano y salvo, en San Miguel Uspatán. "Dos de mis hermanos murieron de hambre y enfermedades, pero no los conocí porque fallecieron mucho antes de que yo naciera", explica Nicolás Menchú.

Tampoco parece ser cierto que otro de sus hermanos muriera quemado vivo a manos de soldados guatemaltecos mientras ella y sus familiares eran obligados a presenciar la ejecución. Su hermano Patrocinio, miembro de la guerrilla, fue abatido a tiros por los militares y arrojado sin testigos en una fosa común.

"Nunca fui a la escuela", aseguraba la premio Nobel en su autobiografía. Pero las monjas belgas de la orden de la Sagrada Familia que solían visitar a su familia insistieron en que una niña tan despierta y brillante como Rigoberta debía ser escolarizada. Desde los cinco hasta los ocho años estuvo interna en el colegio privado de las monjas en Chicicastenango, que al final ofrecieron a la niña indígena educación gratuita hasta el equivalente a primer año de educación secundaria.

La suma de inexactitudes, exageraciones o falsedades salpica el libro de Stoll, quien no duda en concluir que Menchú utilizó en su autobiografía experiencias de otras personas "en función de las necesidades de la organización revolucionaria de la que era miembro; ella intentó ser todo para todos".

La premio Nobel guatemalteca declinó contestar a las preguntas formuladas sobre la investigación de Stoll. "Estoy orgullosa de mi libro, que forma parte de la memoria histórica de Guatemala", asegura antes de justificarse: "Se han escrito unos 15.000 libros sobre mí en todo el mundo, (...) y yo no me dedico a comprobar lo que dicen. No es mi trabajo".

Geir Lundestad, secretario del Comité Nobel de Noruega, advierte de que en ningún caso se va a revocar el premio concedido a Menchú. "Ya se sabe que todas las autobiografías están más o menos maquilladas", argumenta, "y no se le concedió el Nobel sólo por su libro".

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