414 falsas alarmas en 31 horas en Valencia
El zumbido de las alarmas es un compañero inseparable de los reclusos y funcionarios de la prisión de Picassent, en Valencia. En 31 horas (desde las cuatro y media de la madrugada del lunes hasta las once y media de la mañana de ayer) el sindicato ACAIP (Agrupación del Cuerpo de Ayudantes de Instituciones Penitenciarias) ha contado 414 falsas alarmas. Un pájaro, el aire o un papel bastan para que "enloquezcan los rayos infrarrojos". Al preguntarles si las comprueban, sonríen con ironía. Aunque esta cárcel, construida en los noventa, dispone de la última tecnología en sistemas de seguridad, los funcionarios dicen que apenas pueden beneficiarse de ellos por falta de personal y de formación. En la torre del módulo de Preventivos pueden visualizar las imágenes de 130 cámaras... Pero sólo hay un vigilante. "Te pasarías todo el turno para hacer un solo barrido", lamentan. Además, explican que en el ordenador de la torre, que muestra un mapa digitalizado y señala dónde suena la alarma, apenas se distinguen "sombras" porque lleva cinco años encendido 24 horas al día y está muy deteriorado. Las averías también son usuales en Preventivos: de las 130 cámaras hay 30 estropeadas, y 58 alarmas son inservibles, "algunas en el perímetro exterior", el último obstáculo para un fugado. Fuentes del centro reconocen esas deficiencias. Peor es la situación en Penados, donde se han producido 12 intentos de fuga (tres consumados) en la corta vida de la cárcel. Ningún preso ideó huidas complicadas: aprovecharon que el arquitecto olvidó instalar una ventana trasera en su torre vanguardista.
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