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El Museo de Sitio Manuel Tolsá

El diálogo entre España y México nunca ha sido fácil. Hay detrás de ese esfuerzo común en entenderse toda una historia llena de luces y sombras. Aquella vieja idea colonial de que los españoles, con el descubrimiento de América, trajeron a este continente lengua, religión y cultura, oculta de hecho cuál era la realidad social, económica y humana prehispánica. Como dijo, una vez, con toda razón el antropólogo mexicano Bonfill Batalla, "nosotros, entonces, teníamos también, nuestra lengua, religión y cultura, sólo que era otra". Así pues al hablar de las relaciones ancestrales entre el antiguo reino de España y el antiguo virreino de la Nueva España, más conocido, desde la independencia, como México, hay que ser muy cuidadosos y distinguir los hechos bélicos de los hechos de cultura. Desde esta perspectiva la Comunidad Valenciana, salvo en el ejemplo de Lluís de Santàngel, vinculado económicamente al descubrimiento de América de Colón -tema, recientemente debatido en un simposio internacional en los Estados Unidos de Norteamérica-, se relacionó con México antes desde la perspectiva de las artes y las letras, que de la conquista propiamente dicha. Al hacer memoria de este tema surge desde lo más profundo de la ciudad de México un nombre paradigmático del desarrollo arquitectónico, escultórico y artístico de esta urbe: Manuel Tolsá Sarrión (Enguera, Valencia, 1757-México, 1816). Alumno primero de la Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia. Académico de la de San Fernando de Madrid después. Formó parte de esa tríada de académicos ilustrados del siglo XVIII que el rey borbón Carlos IV envió a la Nueva España a desarrollar la academia de las Tres Nobles Bellas Artes de San Carlos Borromeo de México. Así, pues, hablar de Manuel Tolsá, como del pintor Rafael Ximeno y Planes (Valencia, 1719-México, 1825) y del grabador Josep Joaquim Fabregat (Valencia, 1748-México, 1807), es hablar de los académicos de bellas artes de origen valenciano que desarrollaron la mayor parte de su obra arquitectónica (Tolsá), pictórica (Ximeno) e impresa (Fabregat) en la Nueva España. Con ellos y otros artistas españoles de la época de la Ilustración llegan las ideas del Neoclasicismo a la Nueva España. Y fruto de ese trabajo es el que recientemente, gracias a un convenio entre el Consorcio de Museos de la Comunidad Valenciana y la Universidad Nacional Autónoma de México, es lo que hemos podido disfrutar en el mismo centro histórico de México. Reunir en dos espacios emblemáticos como el Palacio de Minería -un ejemplo paradigmático de la arquitectura neoclásica de la capital mexicana, obra de Manuel Tolsá- y la antigua Academia de San Carlos Borromeo de México, una excelente exposición de Tolsá dibujante, escultor y arquitecto; sus coetáneos Ximeno y Fabregat y sus alumnos Pedro Pablo Ixtolinque, José Agustín Paz y Francisco Tresguerras, es uno de los méritos de la doctora Elisa García Barragán, autora de un proyecto de doble dimensión: la exposición Manuel Tolsá. Nostalgia de lo Antiguo y Arte Ilustrado que acaba de abrirse en México y el proyecto de Museo de Sitio Manuel Tolsá que con más de 100 obras y unos 300 metros cuadrados de superficie, quieren inaugurar, en los bajos del Palacio de Minería, a inicios del año próximo. Argumentar, en una monografía de cerca de 500 páginas y más de 200 ilustraciones, el tema de Tolsá y su época es la aportación que ha hecho la Generalitat Valenciana a este magno proyecto histórico de las relaciones culturales entre Valencia y México, rubricadas, por cierto, de ejemplos notables, que se inician en el periodo de la ilustración (Tolsá, Ximeno y Fabregat), continúan en la transición de los siglos XIX y XX con la emigración artística de los valencianos a México y las Américas (María Conesa, cantante y bailarina de Vinaròs, fue ejemplo emblemático de esa diáspora artística valenciana) y maduran, con el exilio republicano tras la guerra civil española (Max Aub, la familia Gaos, Gil Albert, Ots Capdequí, Josep Renau, Félix Candela, etcétera). Esa perspectiva del diálogo cultural de la Comunidad Valenciana con la comunidad americana tiene en Manuel Tolsá, autor de edificios de la importancia del Palacio de Minería, la Casa del Marqués del Apartado, el antiguo Palacio del Conde de Buenavista y de la famosa escultura ecuestre de Carlos IV, más conocida como El Caballito, un ejemplo de primer orden de la aportación cultural valenciana a las Américas. Claro que esta exitosa iniciativa de Consuelo Ciscar tiene sus precedentes en la monografía de Francesc Almela i Vives sobre El arquitecto y escultor valenciano Manuel Tolsá (Valencia, 1950), impresa en pleno franquismo; en el discurso de Álvaro Gómez-Ferrer Bayo sobre Tolsá para ingresar en la Real Academia de Bellas Artes de Valencia (1986) y en el documentado trabajo de Joaquín Bérchez sobre Tolsá, Ximeno y Fabregat, editado por la Comissió per al V Centenari del Descobriment d"Amèrica (1989). También podríamos hablar de aquel número de la revista Batlía (Diputación de Valencia, 1986), en tiempos de Antoni Asunción, dedicado a las relaciones culturales entre Valencia y México, en el que se desglosó la personalidad de este arquitecto, entre otros temas, con un excelente reportaje gráfico de J. V. Rodríguez sobre el Palacio de Minería. Celebrar que la presencia cultural valenciana en las Américas da para una exposición, un estudio y un museo que profundiza el diálogo entre los pueblos, es sin lugar a dudas, una buena noticia.

Manuel García es crítico de arte e historiador.

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