Un guardia paró varias veces la alarma en Alcalá-Meco y permitió la fuga de tres presos
Tres jóvenes delincuentes de poca monta se fugaron el sábado de la prisión madrileña de Alcalá-Meco, considerada de máxima seguridad y donde están recluidos 40 presos de ETA. Saltaron alambradas de tres metros y un muro de seis, pisaron las alarmas, que se activaron por tres veces y por tres veces fueron desactivadas en la sala de control, se deslizaron junto a una garita vacía, robaron el coche de un cabo ante sus propias narices y salieron a toda velocidad por una puerta que vigilaban una pareja de guardias civiles y otra de funcionarios de prisiones. Anoche aún no los habían encontrado. Instituciones Penitenciarias y la Guardia Civil investigan lo que oficiosamente califican de "una negligencia humana detrás de otra".
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