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El Camp Nou se vuelve contra Núñez

La afición azulgrana pide la dimisión del presidente y Van GaaI tras la estrepitosa derrota ante el Villarreal

Ramon Besa

Ya está Van Gaal sometido al efecto Clemente, y Núñez entregado como Villar el día después de que la selección fuera humillada en Chipre. El Villarreal invitó al Barça a cambiar de proyecto y si no de gobierno. El Camp Nou, irritado por tanta impotencia del equipo, tanto chasco del técnico y tan tanta sordera del presidente, se volvió hacia el palco y conminó mayoritariamente a pintar un club nuevo en plenos fastos del centenario.

No parece quedarle más remedio a Núñez que prescindir de Van Gaal o, en caso contrario, la ansiedad de la hinchada acabará por atrapar a la junta, víctima del coste sentimental, económico y deportivo de la reconversión emprendida con toda impunidad por el técnico. Presa de la dinámica de las malas noticias, el Barça se desangra a cada partido con la convicción de que no hay mañana posible si no se varía el orden de las cosas establecido.

Ya no parece quedar nadie con credibilidad suficiente en la entidad para pedir calma y defender una situación insostenible. Derrotas tan dolorosas como la de anoche ante rivales como el Villarreal exigen medidas de gran calado.

No va el equipo, no hay manera de que crezca, encadena una derrota tras otra, lleva un mes sin ganar en la Liga, y ni en la sala de técnicos tienen respuesta ni en la de directivos, hay soluciones. Y la afición, a diferencia de otras épocas recientes en que ayudaron a unos y otros a llegar a fin de curso, ya no está por la labor. El estadio ha perdido calor, intimidación, y el clima de los grandes remontes ha dado paso a tardes de frustración. Más que desconsuelo, hay cabreo por tanta negligencia acumulada. La desconfianza se extiende por todos los sectores del club.

Da igual el horario, el día, el rival y el árbitro: los partidos se repiten y el resultado, también. Puede que ayer el Barça jugara un punto por encima de otros encuentros. Y que, puestos a fallar ante las dos porterías, no sólo habría que preguntar a Van Gaal y a Núcido y, al tiempo, asumido por la grada, convencida a la media hora de que el partido no tenía remedio. Penalizó el Barça por su mala posición y por la falta de vertebración, "pues no tuvo extremo izquierdo ni volante derecho. La segunda línea de delanteros no conectó con la línea de pase de los medios, y el equipo se empasteló.

Falto tanto de pies como de manos, el Barça fue un muñeco de pim, pam, pum para un Villarreal que adornó su gran faena con un tercer gol tan bien montado como los dos anteriores, para gran gozada de su afición, que llegó tan pancha al estadio azulgrana al grito de "Tiembla Van Gaal, que llega el Villarreal". La respuesta de la hinchada azulgrana fue un paso por delante: puesto que Núñez no le hizo caso a la petición de echar al entrenador, hoy pide que se vaya el presidente. Más que una calentura de un grupo o un deseo innegociable, el grito fue una advertencia a la junta: o reaccionan cómo directivos o, pasarán a formar parte de la grada.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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