"¿Cómo es posible que no le encuentren?"
Las familias de los "ertzainas" asesinados en Itsasondo cumplen tres años de dolor sin que la justicia localice a Otegi
"Todos los días son tristes, pero si pudiera arrancar este mes del calendario, hasta el 10 de enero, el sufrimiento no sería tan grande". Así siente Severi Etxebarría, madre del ertzaina Iñaki Mendiluze, fallecido hace hoy tres años en Itsasondo. Ese día, el hijo de Severi y su compañero José María González cayeron abatidos por los disparos de la escopeta que empuñaba Mikel Otegi. Severi acudirá hoy a primera hora de la mañana con su marido a rezar en la iglesia por la memoria de su hijo. "Tanto hablar de derechos humanos y a nosotros nadie nos da justicia, sólo palabras bonitas". Severi está harta y sus palabras salen directamente del corazón. No tiene confianza en la justicia con mayúsculas y considera que el juicio con jurado en el que Otegi fue absuelto "fue el hazmerreir, la vergüenza nacional". El 6 de marzo de 1997, ocho mujeres y un hombre afirmaron que Otegi era "no culpable porque no era en absoluto dueño de sus actos" cuando disparó contra los dos agentes. La madre de Mendiluze está convencida de que el juicio tendría que haberse celebrado "en Madrid, y le hubieran acusado de terrorismo, allí no se hubiera librado". A esta mujer, que guardará "su dolor hasta el día de la muerte", no le cabe en la cabeza que no se condenara a una persona que reconoció haber matado a los dos jóvenes policias vascos. Pero todavía se indigna más, cuando piensa en los jueces que han intervenido en el caso. "Lo tenían y lo dejaron escapar", asegura con rabia. Ahora "no tienen interés en cogerle"; sino "¿cómo es posible que no le encuentren?, ¿no localizaron a Roldán?, ¿quién le protege?" Las preguntas sin respuesta le brotan a Severi sin pausa. Otegi abandonó la prisión de Martutene dos horas después de conocerse el veredicto absolutorio. Había pasado 15 meses en la carcel. El 27 de junio de 1997, el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco revocó el veredicto del jurado por "la inexistencia de motivación" en la absolución y por apreciar "un defecto relevante en el procedimiento de deliberación y motivación" y ordenó la repetición del juicio en San Sebastian, con un nuevo jurado. Las familias de los dos ertzainas vieron nacer "la esperanza", según Severi Etxebarria, pero "sólo fue un espejismo". Mikel Otegi no acudió a tres comparecencias judiciales seguidas y había recuperado su pasaporte y el DNI al salir de prisión. La Sala de lo Civil y Penal del máximo tribunal vasco no tomó medidas cautelares para impedir su fuga. El 30 de junio se celebró una vista en Bilbao, en la que el abogado de las familias de los agentes pidió el ingreso en prisión de Otegi, ante el peligro evidente de fuga. El acusado no acudió a esta nueva cita con la Justicia. Su defensor, Miguel Castells, presentó un certificado médico, fechado el 13 de junio, que aseguraba, según el letrado, que el acusado no estaba en condiciones de acudir al juzgado. El 10 de julio, el Tribunal Sueprior ordenó a la Ertzaintza la localización de Otegi y poco después cursó una orden internacional de búsqueda y captura a través de Interpol. La madre de Iñaki Mendiluze no entiende de leyes y tampoco lo que le quiso decir el presidente del tribunal, Manuel María Zorrilla, cuando le explicó que no habían podido detener a quien mató a su hijo por que había "una laguna" legal. Mikel Otegi se fugó y nada se sabe de él. Ayer, la Audiencia de San Sebastián prorrogó un mes más el secreto de las diligencias sobre su paradero. Se cumple con esta medida un año de diligencias secretas. "Nadie se acuerda de nosotros", dice Severi, "salvo los compañeros de Iñaki en la Academia de Arkaute que mañana [por hoy] vendrán a estar con nosotros con un ramo de flores para su tumba".
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