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Tribuna
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Autovía

¡Queda inaugurado este pantano! Perdón, esta autovía. La puesta en servicio de los últimos tramos que quedaban por abrir en la autovía entre Valencia y Madrid constituyó todo un alarde propagandístico en el que nuestros gobiernos populares, el central y el autonómico, echaron el resto. Y eso que sólo abrieron los 44 kilómetros que les dejaron los socialistas, que si llegan a ser los 350 que nos separan de la capital del reino... Pero cuando pasen unos años ya nadie se acordará de ese detalle, lo que quedará es una placa que da cuenta de que Aznar inauguró "las obras". Con la televisión pública como notario de la actualidad, en la carpa de Contreras, y a salvo de la rasca y el aguanieve del exterior, nuestras primeras autoridades, con Aznar a la cabeza, eran todo sonrisas. Estaban en su salsa, rodeados de empresarios, que acudieron raudos al toque de pito con el que la autoridad les había casi conminado a asistir al sarao. Y para que no faltara nada, hubo hasta un Nodo. Henchidos como estaban todos de satisfacción por la culminación de esta infraestructura largamente esperada, había, sin embargo, un personaje que sonreía más que nadie. En medio de todos, José Bono, el presidente socialista de la comunidad de Castilla-La Mancha, parecía el más contento. Y eso que estaba rodeado. Pero se sabía más ganador que Aznar y que ese PP que no hace mucho se manifestaba sin rubor a favor de la autovía y en contra de la reserva de las Hoces del Cabriel. Y más que aquellos empresarios que por la misma época rechazaban la autovía, que calificaban de "autopista del subdesarrollo y un modelo ya caduco de comunicación" y cuya obsolescencia vaticinaban para poco después de su entrada en servicio. En fin, ya tenemos autovía, que ya iba siendo hora, aunque no era para tanto. Y ahora, a por el AVE. A Madrid, por supuesto. Parece que no exista otra cosa, pero es que la capital de reino tira mucho, por más que haya carreteras y líneas de ferrocarril de andar por casa que, con más tráfico y con tanta o más importancia que la N-III en lo referente al transporte de mercancías, estén olvidadas. Pero se ve que el PP de aquí se ha creído aquello de De Madrid al cielo.

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