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Entrevista:

"La unidad de la izquierda es inviable mientras no se superen el felipismo y el anguitismo"

La perseverancia en el discurso unitario y su escaso eco en el PSC y ERC han motivado un giro en la estrategia de IC, que dedicó su V Asamblea a definir su propio espacio político. La apuesta se llama ecosocialismo y se ha reflejado en un cambio de nombre: la formación creada por el PSUC en 1987 ha pasado a llamarse Iniciativa-Verds. Pregunta. Usted sigue pidiendo la unidad de la izquierda, pero el tiempo apremia y no hay ningún paso adelante. ¿Hasta cuándo hay tiempo para articular una alternativa conjunta a Pujol? Respuesta. No le pondría ninguna limitación al tiempo. En España, mientras no se superen el felipismo y el anguitismo es prácticamente inviable la unidad de la izquierda, lo que también nos afecta, directa o indirectamente. Incluso afecta a ERC, que continúa soñando que es el referente de la izquierda. No nos damos cuenta de que estamos repitiendo los errores de 1979 a 1981, cuando explotó el PSUC, se desmanteló la Entesa y ERC apoyó al Gobierno de Pujol. Lo que nadie ha desmentido es que la única vía posible es la contraria a la que se está practicando: respetarse en la pluralidad y buscar la suma. Como no vamos a cambiar las cosas en Cataluña, ya tendremos tiempo de analizar si era acertada la propuesta. Por eso digo que no tiene limitación en el tiempo. P. Sectores influyentes del PSC respondieron a su afán unitario pidiendo la pura absorción de IC. ¿Está dolido con el PSC? R. No es un problema de estar dolido, sino de ver la pérdida de fuerza que significa refugiarse en el sindicato de intereses de los llamados capitanes junto con aquella tendencia al felipismo para no ser capaces de entrar de verdad a una apelación al cambio. El cambio en Cataluña es suscrito por una enorme mayoría de la población, que apostaría por algo distinto. En una confrontación a la clásica entre las familias políticas habrá más o menos pequeños réditos de reubicación de votos en la izquierda y en la derecha, pero las cosas continuarán como ahora. P. ¿No cree que la unidad de la izquierda alejaría de Maragall el centro, uno de sus grandes objetivos? R. El centro no existe. Sociológicamente, podemos llamar centro a aquella parte de votantes que están mas lejanos de la derecha y de la izquierda, en un terreno donde las fronteras se hacen más imperceptibles. Es algo oscilante, que se acercará a unos u otros según estén más convencidos de la bondad de las propuestas y de las posibilidades de ganar. Más que apostar por este centro que no existe, debería apostarse por propuestas innovadoras, radicales, de raíz, que signifiquen de forma valiente la superación de los defectos que arrastra nuestra democracia. P. ¿Qué significa la palabra ecosocialismo? R. Es un referente de un debate teórico de izquierdas a escala internacional. La hemos tomado para expresar la continuidad de la evolución de IC, que nació para plantearse los retos de nuestra sociedad a partir de los principios clásicos de emancipación social, igualdad y libertad. Implica un discurso global, que no puede ser exclusivamente social, pero tampoco sólo medioambiental. Resume el intento de fundir en un solo discurso las nuevas expresiones de las contradicciones clásicas. Queremos aparecer como izquierda verde, no como verdes de izquierda. Es un término de difícil explicación. Apunta a una izquierda que nace y que será la más importante de principios del XXI. P. La mutación ecosocialista ¿no exige la disolución del PSUC? R. El PSUC y los partidos que impulsaron IC no tienen otro sentido que continuar aportando todo lo que puedan de su noble tradición histórica al proyecto de futuro. El PSUC tiene una huella imborrable en la historia de Cataluña y ya no es patrimonio de nadie en exclusiva, ni de sus propios órganos dirigentes, y menos aún de aquellos que han intentado tres veces romper y luego volver a recomponer. Ahora deberíamos mimarlo como algo de memoria histórica y debemos ser más espabilados en la búsqueda de energías dispersas que están bajo clave PSUC. P. En la V Asamblea hubo delegados que opinaron que para hacer creíble la mutación ecosocialista es imprescindible renovar la dirección. R. La palabra renovación surge en todos los congresos y requiere una enorme dosis de coherencia porque, si no, se utiliza simplemente como un instrumento de combate interno. IC ha dado muestras de renovación profunda de política, estrategia, métodos y personas. La dirección ha recibido un mandato para que la aplique en los próximos grupos parlamentarios, en los órganos de dirección, y que prepare después del ciclo electoral un nuevo estadio incluso de equipo dirigente. P. Hay quien interpretó que usted se comprometía a dejar la presidencia dentro de un año. R. Sería una irresponsabilidad por mi parte a las pocas horas de haber culminado una asamblea con más de un 90% de aprobación del informe de gestión, de las tesis políticas, del cambio de nombre, de la dirección colectiva y la presidencia, dar la más mínima sensación de provisionalidad. P. ¿Cree que los votantes de IC entenderán el paso hacia el ecosocialismo, teniendo en cuenta que los intereses concretos de los trabajadores pueden chocar a veces con los medioambientales? R. Ecosocialismo no significa volverse ahora todos ecologistas. Pero sí que es verdad que puede haber una visión simplista por parte de determinados portavoces de la lucha social de creer que, al tener que asumir también una dimensión medioambiental, puede darse un peligro incluso de puestos de trabajo. Yo diría con orgullo que al igual que hemos hecho una pedagogía muy grande para superar la fácil tentación de refugiarse en el tardocomunismo, también estamos superando este tipo de incomprensiones entre los cuadros dirigentes. P. ¿Por qué en España nunca han cuajado los partidos verdes? R. Ha habido una etapa excesivamente larga de prepotencia del PSOE y de resistencia dogmática de IU. Ha habido un diálogo de sordos, estéril, que ha quemado muchas expectativas entre la casa común y las dos orillas. Se han triturado muchísimos espacios de construcción de un tejido de izquierdas plural. Nos lo pueden poner muy dificil si continúan con la misma actitud. P. La participación de Los Verdes se prevé fundamental para construir un proyecto ecosocialista, pero sus dirigentes han mostrado indignación por el cambio de nombre de IC. ¿Considera aún posible trabajar juntos? R. El cambio de nombre lo hemos realizado por varios motivos: el primero porque en 1995 presentamos una coalición con este nombre que nos sirvió para recoger un apoyo electoral creciente. Segundo, porque después hemos intentado aplicar aquel programa en las instituciones. Y tercero, porque continuamos apostando por la profundización de esta estrategia. Estamos tan legitimados como el que más para utilizar un nombre que es muy genérico. Sin lugar a dudas creo que ha habido un problema y un malentendido con otros que también se llaman verdes, porque podían temer que nuestra decisión significaba ignorarlos. Pero esto se desvanece en la asamblea, donde por tres veces hemos hecho una apelación solemne a un diálogo para construir también con ellos y corresponsablemente este espacio. Hemos iniciado un diálogo muy fructífero con los verdes europeos, que creo que podrá servir para limar y suavizar algunos aspectos más personalizados. P. ¿Piensa aún en Nueva Izquierda para ir creando este espacio entre el PSOE e IU? R. Respeto mucho la evolución de cada partido y especialmente cuando hemos tenido tantas coincidencias en momentos de viaje juntos. La vía de Nueva Izquierda, respetándola muchísimo, no es la que nosotros pretendemos. Defendemos el diálogo de las izquierdas, pero siempre desde la pluralidad. Disponemos de un capital importantísimo que no vamos a disolver en el seno de nadie más. Entiendo las razones de Nueva Izquierda, pero no las comparto para aplicarlas a nuestro propio espacio. Rafael Ribó Presidente de Iniciativa per Catalunya-Verds Rafael Ribó (Barcelona, 1945) lleva años predicando en el desierto la unidad de la izquierda, pese a lo cual se ha avanzado muy poco en la articulación de una alternativa conjunta de la izquierda catalana y ha visto como se fraccionaba su propio partido con la escisión anguitista. La Asamblea de IC le ha reelegido presidente casi por unanimidad.

"Estamos tan legitimados como el que más para utilizar el nombre Verds, que es muy genérico" [CN] "Maragall debería apostar por propuestas innovadoras y no por este centro que no existe"

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