El Madrid se desfigura en Montjuïc
La carencia de remate del Espanyol evitó un mayor castigo al conservadurismo madridista
El Madrid más conservador y ramplón que ha pisado el campo del Espanyol en los últimos tiempos acabó bendiciendo un empate a nada que le deja con una estadística sin precedentes: ha perdido casi tantos puntos (17) como ha ganado (19), una vez disputada la primera docena de partidos del campeonato. Imposible reconocer al Madrid que fue capaz de ganar la Copa Intercontinental o al que está a un paso de sellar su paso a los cuartos de final para defender el título en la Copa de Europa. No hay excusa, por más que Hiddink dosificara a su grupo dando dencanso en Montjuïc a Mijatovic, Roberto Carlos, Redondo, Hierro y Savio.El Real Madrid se blindó en Montjuïc con el mismo dibujo que estrenó en Milán y del que sacó provecho en Tokio. Tres centrales, esta vez con Iván Campo y Fernando Sanz como marcadores y Sanchis como libre, y dos laterales, Panucci y Jarni. Y en el centro del campo, Seedorf, Guti y Raúl cedieron la iniciativa porque, hoy por hoy, no forman un trío capaz presionar, de marcar una primera línea clara de contención y darle así la iniciativa a su equipo. El esquema invitó a que fuera el Espanyol el que llevara las riendas. El Madrid puso el acento en esa zona trasera en la que se han gestado los 18 goles que lo convierten en el más vulnerable de los diez primeros del campeonato.
ESPANYOL 0
REAL MADRID 0Espanyol: Toni; Cristóbal, Nando,Pochettino, Pacheta; Villa,Iván Helguera, Arteaga (Nan Ribera, m.46); Benítez (Sergio, m.46); Martín Posse y Esnaider. Real Madrid: Illgner; Panucci, Iván Campo, Sanchis, Fernando Sanz, Jarni; Seedorf (Jaime, m.59), Raúl, Guti; Morientes y Suker (Etoo, m.66). Árbitro: Puentes Leira, del colegio gallego. Mostró tarjeta amarilla a Nan Ribera, Cristóbal, Pacheta y Morientes. Estadio olímpico de Montjuïc. 28.800 espectadores, con una nutrida presencia de seguidores del Real Madrid. Terreno en buenas condiciones y unos ocho grados de temperatura. En los prolegómenos, los jugadores del Espanyol hicieron el pasillo de honor a los del Real Madrid en reconocimiento por su reciente triunfo en la Copa Intercontinental. El público hizo un mosaico blanquiazul, organizado con la colaboración del diario AS. Sanchis cumplió 15 años en Primera División y Toni, 200 partidos como portero en la máxima categoría.
Brindisi, técnico del Espanyol, leyó el partido con más buenas intenciones que osadía. Le dio trabajo extra a Esnaider, que pivotó a destajo incrustado en el trío de centrales madridista, mientras que Posse y Benítez trataron de mover el muro blanco con su rapidez y su sorpresa.
El Madrid contragolpeó y con ello el partido tuvo la pinta de igualdad que se plasmó en el marcador. Pero el empate escondió la iniciativa del Espanyol y el conservadurismo del Madrid. El contragolpe madridista dependió además de un solo hombre, Raúl. Todas las aproximaciones se generaron gracias a su clarividencia. Por lo demás, Morientes estuvo muy solo; y Suker, muy perdido y ausente. El Espanyol dispuso de las mejores ocasiones. Un zurdazo de Arteaga dejó temblando el travesaño después de un centro desde la derecha de Benítez en el minuto 38, y otro disparo desde fuera del área de Esnáider sacó astillas del palo derecho de Illgner en el minuto 63. El Madrid no le causó mayores problemas a Toni. Y eso que la entrada de Jaime por Seedorf al inicio del segundo periodo asentó el juego madridista en el centro del campo.
Pero el juego del Madrid continuó dando la sensación de estar capado. Tal vez Hiddink se ha decidido a poner los cimientos que el equipo echó en falta cuando se cumplía el primer cuarto del campeonato y denotaba una vulnerabilidad defensiva impropia. En ese sentido el Madrid mejoró. No encajó ningún gol. Poco menos que una hazaña. Pero tampoco es que su defensa transmitiera grandes sensaciones. Es más, se embarulló y perdió los papeles en más de una ocasión. Por ejemplo, hasta tres jugadores blancos saltaron por un balón sobre el punto de penalti con el resultado de que el cuero quedó suelto para Nando, solo dentro del área. El cabezazo del defensa blanquiazul fue manso, y gracias a ello Illgner evitó el desastre.
Así las cosas, al Madrid lo salvó la contumacia del Espanyol en el error ante el área contraria. El equipo de Brindisi tiene buena pinta, llega con cierta regularidad pero es demasiado indulgente. Y ello salvó de males mayores al Madrid.
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