Ibarretxe se resiste a fracasar con el PSE y negociará con Redondo a solas
El futuro del Gobierno tripartito PNV-EA-PSE, pende de un vis a vis. El peneuvista Juan José Ibarretxe y Nicolás Redondo, líder de los socialistas vascos, se verán en una cita a cara o cruz después de que las comisiones negociadoras volvieran a atascarse en la reunión de ayer. La vinculación previa de las "instancias del Estado" a los acuerdos que tomen los partidos vascos volvió a convertirse en un obstáculo insalvable para el PSE.
La reedición del tripartito es ya cosa de dos, aunque el proceso esté mediatizado por presiones que proceden tanto del seno de los partidos implicados como del resto de las formaciones vascas. A la confusión reinante en el PNV y el PSE se unen las declaraciones de dirigentes destacados de Euskal Herritarrok, que ayer amenazaron con volver a las andadas en cuanto a su nula participación institucional. El parlamentario de EH Kepa Gordejuela advirtió que la entrada del PSE en el Gobierno vasco supondría un paso atrás que provocaría como respuesta la reducción de la participación institucional de HB.El propio presidente del PNV, Xabier Arzalluz, cree que la situación es irreversible y ayer calificó de "imposible" el acuerdo con el PSE. El máximo dirigente peneuvista continuó con su campaña para espantar los miedos que un Gobierno en minoría generan en Ibarretxe, que tendrá que pasar cuatro años en esa situación, y le garantizó que "tendrá un gobierno sólido con el apoyo de HB".
En Eusko Alkartasuna la situación es similar. La presencia del PSE no es bien aceptada y sus declaraciones se han volcado en contra de esa opción desde el principio de la negociación. De hecho, el presidente del PNV resumió ayer la situación calificando de imposible la presencia del PSE en el Ejecutivo porque el líder de EA, Carlos Garaikoetxea, no lo quiere, y porque además los socialistas no aceptan Lizarra.
Y es que las conversaciones del PNV con el PSE están durando demasiado para el gusto de EH, de EA y de sectores del PNV y del propio PSE, que están ya en otro escenario político.
Avances y bloqueo
Sin embargo el candidato del PNV, Juan José Ibarretxe, se la va a jugar en una última reunión con el secretario general del PSE, Nicolás Redondo Terreros. Aunque con escaso margen de maniobra por ambas partes, los protagonistas del encuentro tendrán que demostrar si son capaces de superar el bloqueo al que han llegado las comisiones.El PNV considera irrenunciable el denominado "ámbito vasco de decisión" y sus consecuencias. Quiere que el próximo Gobierno vasco arranque con un pacto de sus integrantes de que respetarán en su integridad la voluntad de los ciudadanos de Euskadi sea la que sea. Además exigen un compromiso previo del PSE que vincule los acuerdos que salgan de esa nueva mesa, tanto al PSOE como a las instituciones estatales.
"Es impensable pensar que los acuerdos de los partidos vascos puedan vincular de forma previa al Congreso de los Diputados, al Consejo de Ministros o al Tribunal Constitucional", declararon ayer fuentes de la delegación socialista. "En todo caso podríamos buscar un pacto posterior sobre la base de la negociación con esas instancias, pero ningún partido político tiene la posibilidad real de vincular de forma previa unos determinados acuerdos a otras instituciones". El plan Ardanza, del que parte el PNV para empezar a negociar, deja los acuerdos en manos de los partidos vascos, aunque matiza que habrá que "pactar su eventual incorporación al ordenamiento jurídico" con las "instancias competentes del Estado". La delegación peneuvista enfatizó ayer el lado más maximalista de este apartado y eso motivo el atasco.
En la reunión, sin embargo, hubo avances. Los socialistas cedieron al aceptar la puesta en marcha de una nueva mesa de diálogo con HB, sin pasar por la de Ajuria Enea, y flexibilizaron los ritmos de la pacificación, desvinculándolos de la marcha de la negociación entre ETA y Gobierno.
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