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Cómo traducir la energía en ritmo y sonido

El aplaudido montaje anglosajón "Stomp", basado en la danza y la percusión, visita por primera vez Madrid

Stomp es un exitoso producto claramente anglosajón que llena teatros por medio mundo. Surgió en Brigthon (Inglaterra), pero hoy muchos piensan que es una creación estadounidense que ha conquistado los escenarios europeos. Ayer se presentó este espectáculo ante la prensa en uno de los patios de la Casa de Correos, sede del Gobierno regional.Sus trepindantes y contagiosos ritmos; sus sonoros cubos de basura, sus cajas de embalaje y sus delicados conciertos con cajas de cerillas, una pequeña muestra de Stomp, invadieron con exóticos sonidos el edificio de la Puerta del Sol. Tanto fue el follón, que su más ilustre morador, Alberto Ruiz-Gallardón, abandonó su despacho, invadido de ruido, para cotillear, desde lo alto de una galería, uno de los números que ofreció esta compañía, que acude a Madrid programada desde las políticas culturales de su Gobierno, algo que no ocultó que le enorgullecía, por aquello de no ser desconocedor de que esta formación músico-danza-teatral es uno de los últimos revulsivos escénicos del mundo occidental. "La reverberación de estos patios del edificio es enorme, quizá le irían algo mejor unos violines", afirmó el presidente, no se sabe si apesadumbrado, indiferente o contento por ello. Los creadores de Stomp, Luke Cresswell y Steve McNicholas, encontraron la fórmula mágica en 1991. Era un embrión de ritmo e ideas impregnadas de movimiento que maduró unos cuatro años después para convertirse, entre otras cosas, en la gallina de los huevos de oro. Desde 1995 siempre hay una de sus cuatro compañías que presenta este montaje en Nueva York; otras dos en gira por Estados Unidos y otros países americanos; otro grupo en Londres, que actúa estos días, y el que acude a Madrid. En España arrasó en Barcelona el pasado año y la CompañíaYes/No People, la que pasea este espectáculo por Europa y Asia, pretende hacer otro tanto en el foro, donde llega de la mano del Festival de Otoño. Aquí harán alardes con objetos que no suelen compartir candilejas: señales de tráfico, desatascadores, yantas, extintores, fregaderos...

Una vez más hay que reiterar la muletilla que siempre se lanza cuando se trata de explicar este montaje escénico: no es música, no es teatro, no es danza, no es un espectáculo cómico..., pero la gente sale de verlo con la certeza de haber presenciado algo nuevo. "Es una obra creada por músicos; no tiene texto, ni diálogo, ni melodía; todo lo que ocurre en el espectáculo está relacionado con el ritmo", dice McNicholas.

Estos profesionales llevan dentro de sí a un bailarín y a un percusionista al tiempo. Ayer destacaban sus musculaturas bajo camisetas de tirantes mientras el público se encogía de frío bajo los chaquetones y abrigos. El portavoz de la compañía, Warren Richardson, con sus tatuajes en los hombros y su piel morena, ofrecía una imagen caribeña, a pesar de la que estaba cayendo en el kilómetro cero. El bailarín-actor-músico señaló: "Para incorporarse a Stomp no hace falta ser una artista específico de ninguna disciplina concreta, sino que no falte el elemento principal de este montaje: la energía", señaló.

Stomp. Teatro Albéniz, Paz, 10, metro Sol, del 2 al 13 de diciembre. Horarios, en cartelera. De 2.500 a 4.500 pesetas.

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